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Mipac y Clama exigen el cumplimiento de las leyes que prohíben la manipulación climática
Productores y campesinos afectados por la sequía siguen denunciando manipulación climática en la región centro y oeste del país y piden a los gobiernos que implementen, controlen y hagan cumplir las leyes que prohíben la alteración de las tormentas.
Productores y campesinos del Movimiento Interprovincial por el Agua del Cielo (Mipac) y Cielos Limpios en América - Monitor Ambiental (Clama) aseguran que en las últimas semanas, los cielos de las provincias de San Juan, San Luis, La Rioja, Mendoza y Córdoba han estado marcados por la constante presencia de aviones que estarían alterando las tormentas.
A pesar de las predicciones que indicaban lluvias copiosas en estas provincias, en algunas regiones el agua no cayó, acentuando la sequía, que a esta altura del periodo estival, ya es alarmante.
Dalmiro Agüero, ganadero de 25 de Mayo y miembro de Mipac, en diálogo con DIARIO HUARPE expresó su frustración: “Por acá hace un mes que no cae agua" aseveró. "Cada vez que las tormentas empiezan a formarse, vemos pasar los aviones y, a las horas, las nubes desaparecen. Pedimos por favor que paren con esto, porque ya no tenemos agua para tomar, los campos están secos y los animales se nos están muriendo de sed”.
A la par, los vecinos y ganaderos del departamento de Sarmiento, que en noviembre del 2023 denunciaron que más de 40 diferimientos agrícolas ubicados en el Campo Grande de El Acequión usaban cañones rompetormentas para proteger sus cultivos, también han salido a denunciar que en estos días de nubarrones y posibles tormentas, han visto aviones sobrevolando la zona, y han vuelto a escuchar las explosiones de los cañones. "O estos tipos se sienten intocables, o acá hay una trama compleja de complicidades con los gobiernos de turno", dijo, con un dejo de bronca, uno de los productores en el grupo de WhatsApp del sur sanjuanino.
Este fenómeno no es exclusivo de San Juan, ya que productores y campesinos de San Luis, La Rioja, Córdoba y el noreste de Mendoza, relatan una realidad similar: la constante interrupción de las lluvias y la intervención de los aviones rompe tormentas, en detrimento del ambiente y las economías regionales.
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Movilización por el cumplimiento de las leyes
Ante esta situación, Mipac y Clama, en estas últimas semanas, han intensificado sus esfuerzos para que los gobiernos provinciales implementen y hagan cumplir las leyes que prohíben la manipulación climática en la región.
Las dos organizaciones, que agrupan a vecinos y productores de las localidades provinciales afectadas, han realizado diversas acciones para exigir el cumplimiento de las legislaciones vigentes.
En un encuentro reciente en el departamento Ayacucho (San Luis), vecinos y productores de esta localidad y distritos aledaños, se reunieron con autoridades locales para abordar la problemática.
Durante la reunión, los campesinos expresaron su preocupación por la presencia constante de las aviones, y solicitaron a los funcionarios municipales y provinciales la implementación efectiva de la ley que prohíbe en San Luis el uso de tecnologías para alterar el clima.
Por otro lado, este jueves, 2 de enero, miembros de Mipac y Clama presentaron una nota al gobernador de San Luis, Claudio Poggi, en la que le agradecen la sanción de la ley y le solicitan la urgente participación en su reglamentación.
En el escrito, también pidien que se dispongan recursos y mecanismos para una coordinación interprovincial para enfrentar la manipulación sistemática del clima en la provincia de Mendoza, en consonancia con el proyecto de ley presentado, a mediados de diciembre del año pasado, por el diputado de la provincia de San Juan, Luis Rueda.
En dicho proyecto, se plantea la necesidad de un análisis interdisciplinario e interprovincial para evaluar los impactos de las tecnologías utilizadas para modificar las tormentas y los ciclos hidrológicos, en las provincias de San Juan, San Luis, Mendoza, La Rioja y Córdoba.
Vale recordar que la iniciativa legislativa del diputado Rueda, además,. propone la cooperación entre las universidades del país, el Conicet y expertos en física atmosférica e hidráulica de la Argentina, para realizar una evaluación científica rigurosa y garantizar que las leyes aprobada en San Juan y San Luis sean efectivas y no favorezcan a intereses particulares a costa del bienestar de la población.
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Impacto social y económico: el robo del agua atmosférica
El impacto de esta manipulación climática que se está denunciando en la región, va más allá de los efectos ambientales. Los productores y campesinos afirman que la alteración del ciclo hidrológico natural, está provocando una sequía devastadora en las zonas rurales, empobreciendo a las pequeñas economías agrícolas y ganaderas.
En este marco, Cecilia Sustersic, vocera de las agrupaciones que denuncian la manipulación climática en Argentina, expresó su preocupación por la concentración de tierras y recursos en manos de grandes empresarios que usan estas tecnologías para proteger sus cultivos, mientras que la mayoría de los campesinos ven cómo se les "roba el agua atmosférica".
Sustersic agregó que aunque se están realizando esfuerzos institucionales, aún no existen soluciones concretas: “Hoy, siguen primando los intereses de empresarios a los que solo les interesa su ganancia a cualquier precio”, sentenció.
¿Una lucha sin fin?
Aunque las acciones legales y las propuestas legislativas avanzan, el sentimiento predominante entre los campesinos afectados, es el de impotencia. Es que, las tormentas siguen siendo intervenidas impunemente, y las lluvias no llegan a las zonas necesitadas.
Para muchos, esta situación refleja un desajuste entre los intereses de los grandes terratenientes (que muchas veces tienen vínculos e influencias en los poderes de turno), y la necesidad de los pequeños productores y campesinos que dependen de un clima natural para sobrevivir.
La lucha por el cumplimiento de las leyes que prohíben la manipulación climática es, por tanto, no solo una cuestión ambiental, sino también una cuestión de justicia social y económica.
Desde las organizaciones campesinas aseguran que seguirán luchando y presionando para que el agua del cielo llegue a quienes más lo necesitan, sin ser interferida por intereses privados que atentan contra el bienestar colectivo y la naturaleza.