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Economía > Histórico

Argentina comenzó a importar carne de Brasil

El asado argentino ahora tiene sabor brasileño: las importaciones de carne vacuna y cerdo baten récords históricos. Cómo el tipo de cambio, la baja de aranceles y los cambios regulatorios están transformando los platos de los argentinos, mientras los productores locales enfrentan el desafío de competir con precios internacionales.

POR REDACCIÓN

25 de mayo de 2025
Argentina compra cada vez más carne brasileña. FOTO: Gentileza

En un contexto de apreciación cambiaria y desregulación, Argentina está registrando un aumento significativo en la importación de alimentos, incluso en productos con amplia producción local como la carne vacuna. Según los últimos datos oficiales, el país está comprando al exterior aproximadamente 1.200 toneladas mensuales de carne bovina y más de 5.000 toneladas de carne porcina. Este fenómeno se enmarca en una tendencia más amplia donde las importaciones de alimentos con producción nacional han crecido un 152% entre junio de 2024 y abril de 2025.

El impacto en la balanza comercial es evidente. El superávit comercial de abril cayó a apenas 204 millones de dólares, el segundo nivel más bajo desde el inicio de la actual gestión gubernamental. Esta contracción contrasta con el superávit energético, que aunque positivo, no logra compensar el deterioro en el sector agroindustrial. Las exportaciones apenas crecieron un 2,3% interanual, mientras que las importaciones lo hicieron en un 37,3%.

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Brasil emerge como principal proveedor en varios rubros. Las compras de zanahorias se incrementaron un 2.182%, las de tomate un 870%, y también crecen las importaciones de cítricos como limones y naranjas. Este flujo comercial responde a múltiples factores: la apreciación del peso argentino, la baja de aranceles y modificaciones en el código alimentario que facilitaron el ingreso de productos extranjeros.

El sector cárnico refleja claramente estas tensiones. Mientras las importaciones de carne vacuna y porcina aumentan, las exportaciones de carne bovina cayeron un 30%. Además, se observa una primarización de las ventas externas, con un crecimiento del 10,8% en productos primarios pero un retroceso del 0,4% en manufacturas de origen agropecuario.

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Expertos señalan que la actual política tributaria genera distorsiones. Mientras una tonelada de maíz paga 21 dólares en derechos de exportación, una tonelada de pechuga de pollo tributa 68 dólares, a pesar de tener una alícuota menor. Estas asimetrías estarían desincentivando la industrialización de las exportaciones.

La situación se extiende a otros sectores. En textiles, el 70% del consumo interno ya proviene de importaciones, y en el segmento industrial, las tasaciones para venta de maquinaria -muchas vinculadas a cierres de fábricas- aumentaron 50%.

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