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Economía > Previsionales

Argentina, penúltima en calidad de sistemas jubilatorios según índice global 2025

El país ocupa el puesto 51 entre 52 naciones evaluadas en adecuación, sostenibilidad e integridad del sistema previsional, enfrentando graves desafíos estructurales y financieros.

POR REDACCIÓN

Hace 3 horas
El sistema previsional argentino, aunque es un régimen de reparto, cuenta con características particulares. Foto: Gentileza

En la edición 2025 del Índice Global de Pensiones, elaborado por Mercer y el CFA Institute, Argentina se ubicó en el puesto 51 de 52 países evaluados, posicionándose como uno de los peores sistemas jubilatorios a nivel mundial. El estudio abarca naciones que representan dos tercios de la población global.

El índice mide tres dimensiones fundamentales: adecuación, que evalúa la capacidad de proveer ingresos adecuados tras la vida laboral; sostenibilidad, que considera la viabilidad a largo plazo frente a cambios demográficos y crisis; e integridad, que analiza la calidad de las reglas, la transparencia y la confianza en el sistema.

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Argentina obtuvo 60,8 puntos (C+) en adecuación, 31,3 puntos (E) en sostenibilidad y 42,4 puntos (D) en integridad, sumando una nota general de 45,9 puntos (D), igualando a Turquía, Filipinas e India. Este puntaje la posiciona en el penúltimo lugar del ranking.

El sistema previsional argentino enfrenta serias dificultades: existe un aportante por cada 1,7 jubilados, cuando lo recomendable es una proporción de tres a uno. La alta informalidad laboral, las moratorias que han desbalanceado las finanzas y un gasto previsional que consume el 46% del presupuesto nacional (superando el 30% considerado aceptable) agravan la situación.

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En cuanto a adecuación, Argentina mostró una mejora leve respecto al año anterior, impulsada por un crecimiento económico influenciado por el FMI y una recuperación moderada del salario promedio, lo que favorece la tasa de reemplazo. Según una experta consultada, “Para avanzar hacia un sistema previsional más sólido y que satisfaga mejor las necesidades de los beneficiarios son esenciales reformas que aumenten la formalización laboral, protejan el poder adquisitivo de los jubilados y mejoren la transparencia y eficiencia del sistema, simplificar los regímenes de aportes y combinar incentivos concretos para trabajadores autónomos e informales”.

Por otra parte, Liendo advirtió que “Argentina no parte del mismo piso institucional ni fiscal que los países modelo. Cualquier intento de copiar sería inviable sin una estrategia de transición gradual, con foco en la eficiencia del gasto, la formalización laboral y la sostenibilidad fiscal”. Propuso que, con tiempo, se podría lograr avances mediante incentivos para ampliar la base de aportantes, la simplificación y unificación de regímenes, mejoras en la supervisión, estímulos al ahorro voluntario y “adaptación demográfica”, que implica desafíos políticos como aumentar la edad de retiro ante una expectativa de vida cercana a los 80 años.

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En América Latina, se observa un creciente interés por fortalecer los sistemas de pensión. México, Chile, Colombia y Uruguay están implementando o revisando reformas significativas que incluyen mayores contribuciones al ahorro para el retiro y estrategias para optimizar los retornos de inversión. Leonardo Lara, líder de Wealth en Mercer para América Latina, afirmó que “En la edición 2025, prácticamente todos los países evaluados de la región muestran una mejora. En su mayoría cada uno está adoptando estrategias más robustas para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una jubilación digna y suficiente”.

Los países con mejores sistemas de pensión según el informe son Países Bajos, Islandia, Dinamarca e Israel, todos con calificación A (más de 80 puntos), y este año se sumó Singapur, primer país asiático en alcanzar esta distinción.

Los autores del informe expresan preocupación por la tendencia de algunos gobiernos a canalizar fondos previsionales hacia “prioridades nacionales”, lo que podría acarrear consecuencias inesperadas. Tim Jenkins, socio de Mercer y autor principal del reporte, señaló: “Los sistemas de pensiones con pocas o ninguna restricción tienden a tener un mejor desempeño en el Índice. En lugar de imponer mandatos, los gobiernos pueden centrarse en fomentar la colaboración con el sector privado para respaldar sistemas de jubilación sostenibles y el crecimiento económico”.

El sistema jubilatorio argentino se caracteriza como un esquema de reparto dentro de la seguridad social, que incluye una pensión básica y un beneficio vinculado a los ingresos, complementado por planes ocupacionales y personales voluntarios que ofrecen cierta flexibilidad.

Para fortalecerlo, el informe recomienda ampliar la cobertura de empleados en planes ocupacionales mediante afiliación o inscripción automática con contribuciones flexibles, lo que permitiría aumentar los aportes y activos acumulados. También sugiere establecer un nivel mínimo obligatorio de aportes, fijar una edad mínima para acceder a beneficios y mejorar la regulación de los planes privados para lograr mayor transparencia, seguridad y eficiencia.

Un dato relevante es que solo tres de cada diez jubilados argentinos completaron los 30 años de aportes requeridos, y la mayoría accedió a la Anses a través de moratorias, lo que debilitó el sistema y dificultó incrementos en los haberes. Durante los primeros veinte meses del gobierno de Javier Milei, el promedio de jubilaciones y pensiones aumentó un 10,5% para el 32,2% que ingresó en tiempo y forma, pero disminuyó un 4,8% para el 67,8% incorporado vía moratorias.

El sistema previsional argentino, aunque es un régimen de reparto, cuenta con características particulares. La Anses distribuye aportes de asalariados y contribuciones patronales, pero también depende de ingresos provenientes de planes de facilidades para deudores, rentas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y diversos recursos impositivos como IVA, Impuesto al Cheque, naftas, cigarrillos, monotributo y, mientras existió, el impuesto PAIS.

Una limitación para los recursos y el promedio de haberes es que muchos trabajadores con altos salarios, monotributistas o autónomos aportan según parámetros fijos inferiores a sus ingresos reales, contrastando con la mayoría de empleados en relación de dependencia.

Esta complejidad técnica y política anticipa las dificultades que tendrá la reforma previsional que el gobierno se comprometió a presentar hacia fines de 2026 en el marco del acuerdo con el FMI.

Fuente: Infobae

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