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Brasil: un perro caminó 12 km hasta velorio de su dueño

En una historia que ha conmovido a Brasil y al mundo, Nick, un perro mestizo, caminó 12 kilómetros por su cuenta para asistir al velorio de su cuidador, Claudemir Cándido Luiz, conocido como Marola, protagonizando una despedida llena de lealtad y profundo dolor.

POR REDACCIÓN

Hace 8 horas
Nick, el perro que caminó 12 kilómetros solo hasta llegar al velatorio de su dueño y lloró en el cajón. (Foto gentileza)

La conmovedora historia de Nick, un perro mestizo de Ipuiúna, en el sur del estado de Minas Gerais, Brasil, dio la vuelta al mundo en las últimas horas. Este fiel animal recorrió 12 kilómetros para llegar al velorio de su dueño, Claudemir Cándido Luiz, apodado Marola, quien falleció repentinamente a los 45 años por un paro cardiorrespiratorio. Lo más impactante ocurrió cuando, al llegar al salón de la ceremonia, el perro buscó el ataúd de su compañero, se acostó a su lado y, visiblemente abatido, comenzó a llorar, conmoviendo a todos los presentes.

Nick, diferente ese día La sorpresa de los familiares y amigos fue mayúscula, ya que nadie imaginaba que Nick, quien normalmente era arisco y celoso con extraños, aparecería por sus propios medios en el velorio. Kátia Luiz, cuñada del fallecido, relató su asombro: “Me sorprendió mucho, fue algo que nunca imaginamos que podía suceder”. Cuando se le permitió acercarse, Nick olfateó a su cuidador, movió la cola suavemente y se recostó junto al féretro, con los “ojitos llorosos”, como si comprendiera la situación y el dolor de la pérdida de su tutor. Las imágenes captadas por la familia muestran a Nick con la mirada baja y en silencio.

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Un vínculo inquebrantable Marola y Nick habían compartido sus vidas en la granja familiar durante diez años. Quienes los conocieron aseguran que su vínculo era inseparable: trabajaban juntos, compartían rutinas e incluso dormían cerca. “Nick lo era todo para él”, expresó con emoción Edvino Cándido Luiz, padre de Marola y productor rural. La familia consideraba al perro como un miembro más del hogar, siempre fiel a su cuidador.

El camino hacia la despedida La repentina muerte de Marola ocurrió el 15 de agosto, cuando se sintió mal en la granja y, a pesar de los dolores, condujo solo hasta el hospital de la ciudad, donde falleció poco después de ingresar. Al día siguiente, el velorio se organizó en un salón ubicado a 12 kilómetros de la granja donde vivían. Nadie llevó a Nick, el perro salió de la granja por sí mismo y comenzó a recorrer la ruta que separaba su hogar del lugar de la ceremonia. Aún se desconoce cómo supo llegar, pero lo cierto es que entró al salón justo en medio de la ceremonia.

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Para los familiares de Marola, el gesto de Nick se convirtió en un potente símbolo de lealtad y amor verdadero. “La fidelidad lo llevó al tutor. Esta relación era algo que muchas veces ni siquiera un ser humano puede demostrar”, reflexionó Kátia Luiz, quien ayudó a Nick a acercarse al féretro. El hermano de Marola, José Cándido Luiz, también se emocionó al recordar el momento, destacando que, aunque Marola ya no está, quedan los buenos recuerdos que llevará consigo toda la vida. 

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