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Calingasta en alerta: jauría mata animales y temen por la seguridad de las personas
Un brutal ataque de perros dejó sin animales a un productor de Hilario, en el departamento Calingasta. La falta de respuestas municipales y la creciente presencia de jaurías encendieron las alarmas. Desde el municipio piden conciencia, pero las acciones concretas siguen ausentes.
El pasado martes 6 de mayo, Lucas Ibazeta, encargado de la finca San Isidro en la localidad de Hilario, sufrió una pérdida devastadora: una jauría de perros ingresó a su propiedad y mató a 15 ovejas que criaba para producción. El hecho incluyó la muerte de hembras preñadas, borregas y un macho reproductor. “Nos mataron todo el plantel”, expresó con dolor en sus redes sociales, desde donde también buscó alertar a otros productores de la zona.
No es la primera vez que Ibazeta atraviesa una situación similar. Meses atrás denunció el robo de animales, sin obtener respuestas. Esta vez, afirma que lo único que recibió como sugerencia fue que él mismo se encargara de eliminar a los perros agresivos. “Aclaro que no soy la persona indicada para tomar esa decisión y mucho menos hacerlo”, expresó.
Un pedido urgente sin eco
Ibazeta presentó una nota formal al intendente de Calingasta, Sebastián Carbajal, reclamando una intervención inmediata. “Hoy fueron ovejas, mañana puede ser una persona”, advirtió. Pese a las denuncias anteriores al director de Ganadería del municipio, Nicolás Segovia, aún no hay respuestas concretas.
La situación es tan crítica que el productor manifestó que, de no obtener protección, se verá obligado a eliminar cualquier perro que se acerque a su propiedad. Una declaración alarmante que deja en evidencia la desesperación y el vacío institucional.
El intendente responde y llama a la conciencia
Esta mañana, en diálogo con LV5 Radio Sarmiento, el intendente Carbajal admitió que recién ayer el martes 13 de mayo se enteró del ataque y reconoció que el municipio tiene conocimiento de al menos dos jaurías peligrosas en el departamento: una en las inmediaciones de la finca afectada y otra en la planta recicladora de residuos ubicada entre Tamberías y la Villa de Calingasta.
Carbajal pidió a la comunidad tomar conciencia: “Cada perro suelto tiene un dueño que lo crió y luego lo abandonó. Si entre todos no tomamos conciencia, este va a ser un problema de muy difícil solución”. Además, lamentó que la única sugerencia ofrecida a Ibazeta haya sido el “rifle sanitario”, remarcando que no es el camino correcto.
Una problemática comunitaria que exige acción
La situación trasciende lo individual. Se trata de una problemática compleja que involucra al municipio, a la Policía, a Medio Ambiente y, principalmente, a la comunidad. A pesar de operativos de castración y chipeo, la cantidad de perros sueltos en el departamento sigue en aumento.
“La pérdida económica es importante, pero más preocupante aún es el riesgo para las personas”, afirmó Carbajal, recordando un hecho similar en Albardón, donde una persona fue atacada. Además, mencionó un reciente accidente automovilístico provocado por caballos sueltos cerca del río, otro síntoma de descontrol en el manejo de animales.
El abandono también es violencia
Detrás de cada perro suelto hay una historia de irresponsabilidad: alguien que lo crio y luego lo abandonó.
El abandono de animales no solo es un acto cruel, también es un factor de riesgo social y sanitario.
La falta de políticas activas, sumada a la desidia de muchos ciudadanos, genera un cóctel peligroso que ya se cobró vidas humanas y animales en San Juan.
Este lamentable hecho en Calingasta debe ser un punto de inflexión. Las soluciones no pueden seguir dilatándose. Castrar no es suficiente. Controlar, educar y aplicar normativas con firmeza son tareas impostergables. No se trata solo de proteger a los animales de compañía, sino también a las personas, a los productores y a toda la comunidad.
Por eso es hora de asumir que esto no es solo un tema de perros sueltos: es una cuestión de responsabilidad ciudadana, de seguridad pública y de voluntad política.
Hoy fueron ovejas. Mañana, si no actuamos, puede ser vidas humanas.