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El cambio climático podría aumentar el riesgo de malaria en África para millones de personas

Un estudio de la Universidad de Copenhague alerta que el calentamiento global favorecerá la expansión de mosquitos transmisores, poniendo en riesgo entre 200 millones y mil millones de africanos, especialmente en África oriental y central.

POR REDACCIÓN

Hace 7 horas
Los investigadores advierten que millones de personas podrían enfrentar un riesgo creciente. Foto: Gentileza

Un reciente estudio de la Universidad de Copenhague, publicado en Global Change Biology, revela que el avance del calentamiento global podría modificar drásticamente la distribución de la malaria en África. Los investigadores advierten que millones de personas podrían enfrentar un riesgo creciente debido a la expansión de los hábitats de los mosquitos que transmiten esta enfermedad.

La malaria provoca alrededor de 600 mil muertes anuales, principalmente en África subsahariana y afecta especialmente a la población infantil. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la malaria es una enfermedad potencialmente mortal transmitida a los humanos por algunos tipos de mosquitos. Se encuentra principalmente en países tropicales. Es prevenible y curable. La infección es causada por un parásito y no se transmite de persona a persona”. Además, la OMS señala que “la Región Africana de la OMS soporta una proporción desproporcionadamente alta de la carga mundial de malaria”.

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El autor principal del estudio, Tiem van der Deure, del Departamento de Ciencias Veterinarias y Animales, subrayó la magnitud del impacto: “Nuestro estudio indica que el cambio climático beneficiará a estos mosquitos transmisores de la malaria. Esto podría poner entre 200 millones y hasta mil millones de personas en riesgo adicional, a menos que actuemos”. La cifra más baja considera un escenario conservador sin cambios demográficos, mientras que la más alta incluye un crecimiento poblacional importante.

El análisis advierte que la aparición de la malaria en zonas nuevas podría ser especialmente grave, ya que las poblaciones locales carecen de experiencia y presentan baja inmunidad, lo que podría agravar tanto el impacto sanitario como social.

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El equipo examinó seis especies de mosquitos transmisores de malaria, descubriendo que tres expandirán sus hábitats y las otras tres mantendrán condiciones favorables, sin disminuciones significativas. Esto representa una tendencia preocupante para la región.

Las regiones de África oriental y central serán las más afectadas por la expansión de estos hábitats, mientras que África occidental continuará siendo una zona de riesgo persistente, aumentando la exposición de millones de personas a la enfermedad.

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Anna-Sofie Stensgaard, profesora asociada y parte del equipo investigador, destacó la diversidad en el comportamiento y hábitats preferidos de las distintas especies de mosquitos. Explicó que mediante algoritmos entrenados con miles de observaciones pudieron anticipar cómo cambiarán las condiciones climáticas para cada especie.

Respecto a Europa septentrional, Stensgaard aclaró que aunque las temperaturas están aumentando, no hay una amenaza inmediata de malaria en países como Dinamarca. “La malaria existía en Dinamarca en el pasado, cuando el clima era mucho más frío, y aún tenemos mosquitos transmisores de la malaria. Pero sigue haciendo demasiado frío para que el parásito prospere. Por lo tanto, la malaria no es una de las enfermedades transmitidas por mosquitos que me preocupa que lleguen a Dinamarca pronto”. También mencionó que “el cambio climático es solo una parte de la explicación de los cambios en los patrones de enfermedades. La globalización, el comercio internacional y los cambios en el uso del suelo desempeñan un papel al menos igual de importante”.

Los autores del estudio insisten en que limitar el calentamiento global, respetando los objetivos del Acuerdo de París, es fundamental para evitar esta crisis sanitaria emergente. El incumplimiento no solo afecta fenómenos climáticos y el nivel del mar, sino que también augura un aumento significativo en la incidencia de la malaria en África.

Finalmente, el informe exhorta a las autoridades sanitarias internacionales a prepararse para la posible propagación de la malaria a nuevas áreas, dado que el cambio climático puede alterar la distribución de los mosquitos y aumentar el riesgo de brotes en regiones hasta ahora poco afectadas.

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