CGT endureció su postura contra Milei y anunció un plan de lucha

La CGT rompió la tregua con el Gobierno y anunció su decisión de impulsar un plan de lucha con reclamos salariales y laborales. La noticia fue confirmada en una reunión celebrada por la mesa chica de la central sindical, con la participación de figuras clave como Hugo Moyano, Octavio Argüello y Andrés Rodríguez.

El principal objetivo será organizar una movilización el 24 de marzo, en conmemoración del golpe militar de 1976, que además de ser un acto de repudio, tendrá un fuerte componente político contra el gobierno de Javier Milei. Esta decisión marca el fin de la postura pasiva de la CGT frente al Ejecutivo y da inicio a una nueva fase de tensiones.

Como primer paso en este plan de lucha, la CGT brindará apoyo institucional a los sindicatos que se movilizarán este miércoles junto a los jubilados frente al Congreso. La marcha contará con la presencia de gremios del transporte que se han unido en esta protesta.

El 20 de marzo, se convocará al Consejo Directivo para evaluar medidas de acción, que serán analizadas por un plenario regional de delegados. Aunque aún no se han definido todos los detalles, la central obrera ya ha confirmado su participación en la marcha de marzo, en la que también se prevé la presencia de sectores de la oposición.

La reunión de la CGT tuvo una asistencia casi completa, con las principales figuras de la central obrera presentes. Durante el encuentro, se debatieron diversos problemas, incluyendo la situación de los salarios, las paritarias y los efectos de un posible acuerdo con el FMI. Además, se expresó un fuerte malestar por la situación de los jubilados, quienes seguirán siendo una de las principales demandas del movimiento sindical.

En la misma línea, los dirigentes destacaron que el Gobierno de Milei atraviesa un “momento de debilidad”, especialmente a raíz de recientes escándalos políticos, lo que podría generar un cambio en la dinámica de poder. A pesar de las críticas, algunos sectores dentro de la CGT siguen apostando al diálogo para resolver los problemas más urgentes de los trabajadores.

Esta serie de decisiones refleja un giro importante en la relación entre la central sindical y el Gobierno, abriendo la puerta a nuevas confrontaciones y movilizaciones.