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Judiciales

Escrache en redes por la venta de una camioneta robada terminó con un pedido de disculpas

Una joven piloto de rally sanjuanina escrachó a un empresario por la venta de una camioneta robada y luego tuvo que retractarse públicamente para no ser condenada en el fuero penal. El caso plantea un precedente sobre los límites del escrache en redes sociales.

Hace 3 horas

Una joven piloto de rally, María Paula Brallard, escrachó públicamente en sus redes sociales a un empresario al que acusó de haberle vendido una camioneta robada. La situación se inició tras la compra del vehículo, en la que la mujer entregó como parte de pago su propio auto de carrera. Días después, la camioneta fue detenida por la Policía al detectarse que tenía pedido de secuestro. A raíz de este hecho, la piloto publicó mensajes en redes sociales en los que mencionaba directamente al empresario y su empresa denunciando una presunta estafa, aportando imágenes de supuestas pruebas y solicitando la difusión del caso.

La persona escrachada fue identificada como Elías Rodríguez, titular de la firma El Albañil SRL. Luego de que el contenido se viralizara, Rodríguez inició una demanda penal por injurias contra la joven, lo que derivó en un acuerdo entre las partes para no seguir con la causa penal. Como parte de ese acuerdo, la mujer se comprometió, firmando un acta, a no iniciar acciones legales por la compra de la camioneta, no volver a hablar públicamente del empresario ni de su entorno, y a publicar un pedido de disculpas formal en sus redes sociales.

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En el mensaje publicado, la piloto expresó su arrepentimiento por haber actuado de forma impulsiva y reconoció que sus publicaciones fueron resultado del enojo y la frustración. Además, señaló que el conflicto se debió a un malentendido y pidió disculpas a Rodríguez, a su empresa, a su familia y a su entorno por los daños causados.

El hecho establece un antecedente importante sobre el uso de escraches en redes sociales en contextos de conflicto comercial. Si bien la denunciante consideró tener pruebas de su versión, llegó a un acuerdo que buscó cerrar el conflicto ante la demanda por injurias realizada por el empresario escrachado, y se concretó con la retractación pública y la renuncia a futuras acciones judiciales.

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El caso pone en discusión los límites de la denuncia digital, los derechos al buen nombre y reputación, y el uso de redes sociales como canal de reclamo cuando no se han agotado las vías legales. La resolución judicial apunta a prevenir que este tipo de publicaciones generen daños irreparables sin la debida verificación jurídica de los hechos.

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