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Uno de cada cinco estudiantes en EE. UU. ha tenido una relación romántica con una IA
Un estudio del Centro para la Democracia y la Tecnología revela que 20% de adolescentes estadounidenses mantiene vínculos afectivos con IA, mientras crecen preocupaciones por riesgos digitales y salud mental.
POR REDACCIÓN
Un reciente estudio realizado por el Centro para la Democracia y la Tecnología (CDT) ha evidenciado que uno de cada cinco estudiantes de secundaria en Estados Unidos ha tenido algún tipo de relación romántica con sistemas de inteligencia artificial (IA). Este dato sorprende a educadores y expertos en políticas educativas, pues revela una nueva dimensión en la interacción entre jóvenes y tecnología.
Además, el 42% de los adolescentes encuestados reconoció haber utilizado la IA como compañía o apoyo emocional, lo que indica una transformación significativa en las formas de interacción social y afectiva dentro del entorno escolar.
El CDT, organización sin fines de lucro dedicada a promover el uso responsable de la tecnología y proteger los derechos civiles, realizó la encuesta a cerca de 1.000 estudiantes de secundaria en todo el país. Los resultados muestran que la IA está dejando de ser solo una herramienta académica para convertirse en un elemento con impacto en las relaciones personales de los jóvenes.
Elizabeth Laird, investigadora del CDT, explicó que “Cuantas más maneras tenga un estudiante de informar que su escuela utiliza IA, más probable es que informe cosas como ‘Conozco a alguien que considera a la IA como un amigo’ o ‘como una pareja’”. Esta afirmación subraya cómo la presencia de la inteligencia artificial está modificando las percepciones y comportamientos afectivos de los alumnos.
El estudio también destaca que los estudiantes en escuelas con una integración más profunda de la IA tienden a usar estos sistemas para apoyo emocional y para satisfacer necesidades afectivas. La IA no solo se emplea para resolver dudas académicas, sino que también se utiliza para mantener conversaciones personales, evidenciando un uso diverso y significativo.
Un dato relevante es que el 31% de los estudiantes que conversaron con sistemas de IA por motivos no escolares lo hicieron desde dispositivos o programas proporcionados por sus instituciones educativas, lo que refleja la amplia accesibilidad y normalización de esta tecnología en el ámbito escolar.
Sin embargo, el informe advierte sobre riesgos crecientes relacionados con la masificación del uso de IA. El 86% de los estudiantes, el 85% de los docentes y el 75% de los padres declararon haber utilizado IA durante el último año escolar, lo que se asocia con un aumento en incidentes de violación de datos, manipulación digital y acoso virtual.
En particular, el 28% de los maestros que emplean frecuentemente la IA reportaron que sus escuelas han sufrido violaciones de datos a gran escala, frente a un 18% de quienes usan poco o nada esta tecnología. Además, Laird alertó sobre el empleo de deepfakes —videos o imágenes manipulados digitalmente mediante IA— utilizados para intimidación sexual o acoso, un problema que se intensifica con el uso de estas herramientas.
El reporte también señala que los sistemas de monitoreo basados en IA, usados para vigilar la actividad en dispositivos escolares, pueden generar falsas alarmas y arrestos injustificados, afectando especialmente a estudiantes que dependen exclusivamente de la tecnología de la escuela y enfrentan limitaciones en su privacidad y seguridad digital.
En cuanto al bienestar emocional, la investigación revela que los alumnos en entornos con alto uso de IA muestran una mayor dependencia emocional hacia estas tecnologías y, en algunos casos, desarrollan vínculos sentimentales con ellas. El uso de la IA como soporte emocional evidencia su papel como compañía en momentos de vulnerabilidad, aunque especialistas advierten sobre los riesgos de estas relaciones con sistemas no humanos.
Elizabeth Laird subrayó: “Creo que los estudiantes deben saber que en realidad no están hablando con una persona. Están hablando con una herramienta, y esas herramientas tienen limitaciones conocidas”. Esta reflexión resalta la importancia de la alfabetización digital y emocional para manejar apropiadamente la interacción con la IA.
El estudio también mostró que solo el 11% de los docentes ha recibido capacitación para intervenir cuando el uso de IA repercute negativamente en el bienestar de los estudiantes, lo que representa un desafío para las escuelas en cuanto a formación y soporte profesional.
Por otro lado, los profesores que utilizan IA con frecuencia reconocen sus beneficios en la personalización del aprendizaje y la optimización de tiempo, aunque sus alumnos manifiestan mayor inquietud y sensación de desconexión con los docentes. En los centros educativos con predominio tecnológico, los estudiantes expresan preocupación por el impacto de la IA y perciben una creciente distancia en la relación con sus maestros.