Provinciales > Semana Santa
Fieles visitaron la Difunta Correa con pedidos y agradecimientos
Durante Semana Santa, fieles de San Juan y provincias vecinas llegaron hasta Vallecito para cumplir promesas, agradecer y renovar su fe en la Difunta Correa. Historias cargadas de emoción, esfuerzo y esperanza.
Por Yanina Paez
En un clima de profunda devoción, cientos de fieles colmaron este sábado 19 de abril de 2025 el paraje de la Difunta Correa, ubicado en Vallecito, Caucete, en el marco de la conmemoración de Semana Santa. Desde el Jueves Santo y durante todo el fin de semana, la imagen de velas encendidas, plegarias en voz baja y promesas cumplidas fue una constante en este tradicional santuario popular.
Las escalinatas que conducen a la imagen de la Difunta estuvieron repletas de personas que llegaron desde distintos puntos de San Juan, pero también desde provincias como Mendoza, San Luis, Córdoba y La Rioja. Todos con un mismo propósito: agradecer o pedir.
Una de las voces que reflejó el sentir de esta jornada fue Griselda Hidalgo, oriunda de Las Heras, Mendoza, quien expresó con emoción que la Difunta cumplió con ella y una de sus hijas, quien tiene una discapacidad: "Venimos a agradecer. Le hemos pedido tantas cosas que ahora solo queda venir y dar las gracias. Venimos siempre en familia, con mi marido, la niña y mis otras dos hijas", dijo.
La fe también llegó desde el sur mendocino. Ramona Baigorria, de Cuadro Nacional, San Rafael, contó que viene todos los años en esta fecha. "Vengo a pedir por mi salud y la de mi familia. Venimos en familia y con amigos, es una tradición que no dejamos pasar", resaltó.
Algunos fieles cumplieron sus promesas con gestos conmovedores. Tal fue el caso de Agustín, también de Mendoza, quien subió las escaleras de rodillas. "Hice una promesa cuando mi mujer estaba embarazada y ya dimos las gracias. Cada vez que le pedí, la Difunta cumplió. La conocí por mi familia, mi papá me traía cuando era chico. Ahora yo tengo mi propia familia y vengo con ellos", indicó.
La devoción traspasa generaciones. Ángela, también mendocina, llegó con su nieto y, aunque le costó subir, lo hizo con fuerza y emoción.
"Pasamos primero por San Expedito y luego venimos a la Difuntita. Venimos todos los años, tenemos un compromiso con ella. Pedimos y agradecemos, por el bienestar de todos", expresó.
Desde Córdoba, también llegaron testimonios de fe. María Rosa, vecina de San Francisco, visitó el santuario junto a una amiga. "Vengo siempre que puedo, siempre a agradecer y a pedir por la salud de la familia. Es lo más importante. De chica recuerdo que mi mamá tenía un cuadrito de la Difunta y siempre me llamó la atención esa imagen de una mujer amamantando a su bebé en el desierto. Vine por primera vez hace unos años y la primera vez que entré, sentí un cosquilleo en la panza", reveló.
Cada historia en Vallecito es única, pero todas tienen algo en común: la fe como motor de esperanza, como puente que conecta generaciones y como testimonio de que, para muchos, la figura de la Difunta Correa sigue viva en cada vela encendida y en cada promesa cumplida.
Así, entre lágrimas, abrazos y silencios cargados de emoción, la fe popular volvió a hacerse presente, reafirmando que este lugar del este sanjuanino sigue siendo un punto de encuentro entre el corazón y lo sagrado.