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La Justicia condenó por primera vez bajo el fundamento de trata digital

Un Tribunal Oral de Buenos Aires divulgó los fundamentos de la primera condena en Argentina por trata de personas con fines de explotación sexual a través de medios digitales. Fredy Junior Arturo Zea Ricardo fue sentenciado a 25 años de prisión por abusar y explotar sexualmente a tres mujeres.

POR REDACCIÓN

28 de mayo de 2025

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°4 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha hecho públicos los fundamentos de la primera condena en Argentina por trata de personas con fines de explotación sexual a través de medios digitales. Fredy Junior Arturo Zea Ricardo, de 38 años, fue sentenciado a 25 años de prisión por abusar y explotar sexualmente a tres mujeres entre 2017 y 2020. Utilizando plataformas digitales como redes sociales y aplicaciones de videochat, Zea Ricardo captó a sus víctimas mediante falsas promesas laborales, sometiéndolas a actos sexuales virtuales mientras las monitoreaba en tiempo real.

Una de las víctimas, identificada como María Cecilia, se suicidó antes de la detención del agresor. Sus escritos personales presentados como prueba revelaron el impacto devastador de la explotación digital, describiendo cómo al final de cada jornada su cuerpo y mente quedaban "destruidos". El tribunal destacó que la virtualidad no liberó a las víctimas, sino que las encerró en una nueva forma de control absoluto, donde cada interacción podía ser grabada, replicada y almacenada indefinidamente en internet, perpetuando su exposición y vulnerabilidad.

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El fallo de 357 páginas detalla que Zea Ricardo seleccionaba a mujeres con características específicas: bonitas, con interés en el modelaje, poca experiencia laboral y en situación de vulnerabilidad económica. Una vez bajo su control, las sometía a abusos sexuales reiterados y las explotaba económicamente, castigándolas con violaciones si no cumplían con las metas de recaudación impuestas. Según señaló el tribunal, estas agresiones tenían una "intencionalidad aleccionadora y destructiva", diseñadas para quebrar la voluntad de las víctimas.

Este caso marca un precedente al reconocer la trata de personas en modalidad digital como una nueva forma de esclavitud que opera a través de plataformas tecnológicas. La difusión de los fundamentos de la sentencia subraya la importancia de adaptar el a las nuevas formas de explotación sexual, fortaleciendo la lucha contra la trata de personas en entornos digitales.

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