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"Siempre hay algo más por lo que luchar", el sentir de Evangelina en Las Trancas
La campaña solidaria "Unidos por el Agua" llegó a las comunidades del sureste sanjuanino para visibilizar el histórico reclamo del acueducto Encón–Las Trancas. Evangelina Flores Martínez, de la Escuela Industrial Sarmiento, destacó la humildad aprendida y la necesidad de una constancia juvenil para lograr que las necesidades de esta comunidad se escuchen.
El sábado 4 de octubre, tal como estaba programado, la campaña solidaria “Unidos por el Agua” culminó su recorrido en el sureste sanjuanino, llegando a Las Trancas, la última localidad en el tramo final de la cuenca del Río San Juan. El esfuerzo no solo consistió en llevar las donaciones recolectadas durante semanas, sino también en visibilizar el histórico y doloroso reclamo de las comunidades rurales e indígenas.
Estas comunidades exigen la construcción urgente del acueducto Encón–Las Trancas y que el agua del río San Juan finalmente llegue a las Lagunas de Guanacache. Es que el área atraviesa un proceso de desertificación agudo, resultado de la mala administración y gestión del agua en la provincia a lo largo de los años, una situación que ha dejado a la población animal, vegetal y humana subsistiendo con el dolor de sentirse abandonados por gobiernos que postergan su reclamo de agua para consumo y riego.
“Me llevo mucha humildad”: una experiencia que transformó
Evangelina Flores Martínez, estudiante de sexto año de Química de la Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento, fue una de las colaboradoras incansable de la jornada. Para ella, el viaje a Las Trancas significó mucho más que una acción solidaria.
“La verdad, me llevo mucha humildad como persona”, expresó con emoción.
Evangelina destacó el valor del agradecimiento que recibieron de la gente por algo tan simple —y tan poderoso— como escuchar.
“Las personas estaban muy agradecidas solo por poder contar lo que viven”, señaló.
La joven sanjuanina junto a sus compañeros de escuela participó en la entrega de insumos y también en la realización de talleres de autosuficiencia: fermentación de repollo, elaboración de vinagre de manzana y yogur. “La gente se mostró muy interesada con lo que les enseñamos”, aseguró, y confesó que los estudiantes volvieron con ganas de regresar y seguir ayudando.
“No está perdido”: una lucha que necesita constancia
Evangelina fue testigo de una realidad dura, pero también de la resiliencia y la esperanza de las comunidades. Lo que más la conmovió fue ver a los niños de la zona. “Verlos me dio esperanza de que se puede llegar, de que no está perdido por más difícil que sea la situación. Siempre hay algo más por lo que luchar”, reflexionó.
Desde su mirada como estudiante, considera que la solución al problema no se resuelve con una campaña puntual, sino con una política sostenida y una participación constante.
“La clave es seguir haciendo lo que estamos haciendo, pero de forma más constante. Creo que vamos por buen camino, pero también creo que la continuidad de estas acciones generará verdaderos cambios", opinó.
Juventud que inspira: compartir recursos, construir futuro
Evangelina destacó el rol de los jóvenes universitarios y secundarios en este tipo de acciones. En su opinión, su generación tiene los recursos y las herramientas necesarias, y la responsabilidad de compartirlos. “Nosotros tenemos comodidades, recursos... y la verdad es que nos gusta venir, nos gusta darle a la gente una esperanza de que los podemos ayudar”, afirmó.
Para ella, el ejemplo arrastra. Y lo que ocurre dentro de la escuela y la universidad puede sembrar la semilla de futuros agentes de cambio. “Es importante que otros jóvenes se sumen, que vean lo que se puede hacer si hay voluntad”, expresó con convicción.
Una promesa que viaja con el río
La experiencia de “Unidos por el Agua” dejó huella en quienes participaron, y Evangelina Flores Martínez lo sintetiza en una frase que atraviesa generaciones y geografías: "Siempre hay algo más por lo que luchar".
Desde Las Trancas, donde el agua aún no llega, su voz se suma al reclamo de las comunidades olvidadas. Pero también representa la fuerza de una juventud que no se resigna, que entiende que la solidaridad no es un acto aislado, sino un compromiso permanente con la dignidad y la justicia.