Publicidad

Comunidad > Resistencia ambiental en Córdoba

Sigue fluyendo la magia del "Quebracho Abuelo": crece la lucha para salvar el árbol de 300 años

En Villa Allende, provincia de Córdoba, un quebracho blanco de casi 300 años se transformó en epicentro de resistencia ambiental, unión vecinal y visibilización social. Mientras crece el apoyo de artistas, deportistas y referentes, el árbol centenario sigue en pie, como un faro frente al avance de la lógica extractivista.

Hace 13 horas

En la localidad serrana de Villa Allende, Córdoba, la historia de un árbol se convirtió en una causa colectiva. El quebracho blanco ubicado sobre la avenida Padre Luchesse, en el ingreso a la ciudad, lleva casi tres siglos de vida. Hoy, su futuro está en riesgo por la ampliación de una avenida que busca agregar carriles para acompañar el crecimiento de barrios cerrados en la zona. Pero este “abuelo árbol” no está solo.

Desde hace meses, un grupo de vecinos y organizaciones ambientales sostiene un acampe permanente bajo sus ramas. La consigna es clara: "El Quebracho No Se Toca", un grito que se multiplica en redes sociales, encuentros, canciones, y en la firme presencia de quienes no se resignan a que el cemento arrase con la vida.

Publicidad

Un locro, la nieve y más de 150 personas: el alma del acampe

Este sábado 28 de junio, con temperaturas invernales e incluso caída de nieve, más de 150 personas se reunieron en un “locrazo bajo el quebracho”. La jornada, cargada de mística, fue un espacio de encuentro y comunión. Vecinos, activistas, artistas y curiosos se acercaron para compartir comida, reflexiones y abrazos bajo las ramas del árbol que hoy simboliza la resistencia ambiental en Córdoba.

Diez personas permanecieron esa noche en el acampe, reafirmando la voluntad de seguir, pese al frío, pese a las amenazas y pese a los discursos oficiales que, en nombre del progreso, siguen promoviendo modelos extractivistas y destructivos.

Publicidad

“El Quebracho sigue haciendo posible la magia, el encuentro y el abrazo colectivo que da fuerza y sostiene”, repiten quienes están allí, día y noche.

Apoyos que emocionan: de León Gieco a Signorini

La causa trascendió las sierras cordobesas, luego de la detención de la periodista Silvia Majul, quien cubría el conflicto.

Publicidad

La represión no acalló el reclamo, sino que lo potenció. Artistas como Ricardo Mollo y León Gieco, y figuras del deporte como Fernando “el Profe” Signorini, salieron en defensa del quebracho y sus guardianes.

Mollo, desde un video viralizado en redes, llamó a cuidar a “estos abuelos árboles, que están ahí desde mucho antes de que nosotros estemos en este planeta y hoy están en peligro”. Gieco, por su parte, criticó duramente la detención de Majul y recordó el Acuerdo de Escazú, firmado por Argentina en 2020, que protege a los defensores ambientales. Signorini, con su tono sereno, pero firme, pidió sensibilidad a los funcionarios y defendió la vida del árbol como símbolo de salud y equilibrio natural.

¿Por qué quieren sacarlo?

El quebracho blanco tiene 284 años y es el último sobreviviente de un extenso bosque nativo, arrasado para abrir paso a desarrollos inmobiliarios. La empresa Caminos de las Sierras, con el aval del Municipio y la Provincia, proyecta la ampliación de la avenida Padre Luchesse. El trazado original pasaría por encima del árbol.

Según Joaquín Elgueta, uno de los referentes del acampe, existe una alternativa viable: desviar la traza unos metros, lo cual evitaría talarlo. Sin embargo, las autoridades desestiman esta opción alegando costos, aunque desde la asamblea aseguran que la obra actual, con la polémica incluida, ya resulta más onerosa que la alternativa planteada.

Para Elgueta, “el quebracho es el símbolo de un desmanejo ambiental crónico en Córdoba”, y la decisión de avanzar con la obra responde más a una postura ideológica que técnica: “El color político del Municipio es el mismo que el del gobierno nacional, que desprecia la agenda ambiental”.

Una lucha que crece

La comisión Vecinos en Defensa del Quebracho Blanco inició acciones judiciales para proteger el árbol, pero el fallo fue adverso. Desde entonces, la lucha escaló: surgieron acampes, intervenciones artísticas, vigilias, festivales, y la presencia creciente de la comunidad. “Al principio éramos diez personas, hoy dormimos más de quince, y todos los días llega alguien nuevo”, cuenta Elgueta.

Escuelas, universidades, organizaciones ambientalistas y medios alternativos se sumaron a la visibilización. La presencia de Majul no fue aislada: hay periodistas, documentalistas y fotógrafos que registran este proceso como parte de una resistencia que interpela al modelo de ciudad que queremos.

Más que un árbol: un símbolo

“El quebracho es mucho más que un árbol viejo. Es un testigo. Es memoria viva. Es resistencia”, afirman desde el acampe. En una provincia con altos niveles de deforestación y conflictos ambientales crecientes, el caso de Villa Allende condensa muchas problemáticas: la falta de consulta pública, la criminalización del activismo, la primacía del interés privado sobre el bien común.

Y sin embargo, como dice una de las pancartas colgadas entre sus ramas, “Aquí seguimos, floreciendo en la resistencia”.

Este quebracho, que se mantiene firme en medio de la tormenta, es hoy un faro para quienes creen que otro futuro es posible. Y mientras tanto, sigue fluyendo la magia bajo sus ramas.

Publicidad
Más Leídas
Más Leídas
Publicidad