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Viral: una familia alemana convive desde hace más de 40 años con un caimán como mascota
En una tranquila propiedad de Alemania, la familia Kaulis se ha vuelto viral al compartir su vida durante más de cuatro décadas con un inusual miembro: Frau Meyer, un caimán americano de 2,5 metros de largo y cerca de 100 kilos de peso.
Por Mauro Cannizzo Hace 6 horas
En una tranquila propiedad de Alemania, la familia Kaulis se ha vuelto viral al compartir su vida durante más de cuatro décadas con un inusual miembro: Frau Meyer, un caimán americano de 2,5 metros de largo y cerca de 100 kilos de peso. El animal fue adquirido por Klaus Kaulis, un exartista de circo, cuando tenía apenas dos años. Desde entonces, ha vivido bajo el mismo techo que sus dueños, en un espacio acondicionado con calefacción por suelo radiante y luz térmica, que garantiza su bienestar.
Frau Meyer no es una mascota cualquiera. Durante años, participó en espectáculos circenses junto a la familia hasta su retiro definitivo en 2016. Desde entonces, lleva una vida más tranquila, tomando el sol o flotando apaciblemente en su recinto privado. Sin embargo, a pesar de su apariencia imponente y su poderosa mandíbula con 82 dientes, el caimán nunca ha mostrado señales de agresividad. “Nunca ha atacado a nadie, ni a nosotros ni a ningún visitante, porque confía en nosotros; nunca ha vivido una experiencia negativa”, aseguró Klaus Kaulis a la agencia Reuters.
La mascota viral en redes
Krystian Kaulis, hijo de Klaus y también exartista de circo, ha crecido con el animal desde que tiene memoria. “Cuando otros niños jugaban con osos de peluche, yo siempre estaba con Frau Meyer. Era mi osito de peluche XXL, mi confidente, mi compañera para hacer los deberes”, recuerda con cariño. A pesar del evidente peligro que representa un reptil de esa envergadura, Krystian afirma que la relación entre ellos se basa en la confianza mutua: “Confío en ella. Es como una hermana mayor para nosotros”.
El cuidado del animal, explica Krystian, no representa una carga excesiva. Su dieta consiste en una comida semanal, que puede incluir pollo, carne de res, pescado o incluso una rata. Durante los meses de invierno, su metabolismo se ralentiza, por lo que come aún menos. La familia solo permite visitas ocasionales y gratuitas para ver a Frau Meyer, asegurando que se prioriza su tranquilidad por encima de cualquier espectáculo.
A futuro, Krystian tiene claro que continuará con la responsabilidad de cuidar a Frau Meyer si su padre no pudiera hacerlo. La historia de esta insólita convivencia es, para ellos, una muestra de respeto y conexión profunda con un animal que, contra todo pronóstico, se ha convertido en parte inseparable de la familia.