Autorizan vertido de desechos cloacales y crece la preocupación en Mendoza

Desde este jueves 3 de abril, los desechos cloacales de una colectora ubicada en la zona de Los Corralitos comenzaron a ser vertidos en el Canal Pescara, uno de los cauces más importantes del Gran Mendoza. La medida, autorizada por el Departamento General de Irrigación y avalada por la Justicia en el marco de una causa en la Fiscalía de Delitos Ambientales, despertó la indignación de vecinos que desde hace más de dos años denuncian desbordes y olores fétidos en la zona.

La decisión se tomó ante la necesidad de intervenir la colectora máxima Noreste, que transporta líquidos cloacales de más de 600.000 personas de Luján, Maipú, Guaymallén y parte de Godoy Cruz. Según informó la empresa Aguas Mendocinas (Aysam), el sistema presenta un elevado grado de sedimentación por su escasa pendiente y colapsos aguas arriba. En la zona crítica de Corralitos, el caudal supera los 1.800 litros por segundo.

Vecinos de la intersección de calles Severo del Castillo y 2 de Mayo aseguran que la situación es insostenible. Marta, una de las residentes, relató: “Esto no solo dificulta el tránsito vehicular, también es un perjuicio para la salud pública. Los chicos que van a la escuela se mojan con esos líquidos, hay peligro de enfermedades, contaminación de cultivos y riesgo de afectar las napas de agua subterránea que se usan para consumo humano”.

A pesar de que hubo más de 50 denuncias de vecinos intentando frenar el vertido, las autoridades autorizaron la medida. “Es terrible que se haya permitido lo que hace dos días estaba prohibido”, comentó un testigo que observó el inicio del operativo de descarga de desechos.

Desde Aysam, explicaron que la medida responde a la necesidad de garantizar la continuidad del servicio cloacal. “El servicio de cloacas no puede ser interrumpido. Por ello, la derivación de los líquidos es indispensable para la ejecución de las obras”, aseguraron. También indicaron que el proceso se realiza “de manera controlada”, mediante técnicas de dilución y cloración, en base a lo establecido por la resolución n.º 319 del 1 de abril de 2025 del Departamento General de Irrigación.

Mientras tanto, los vecinos siguen conviviendo con los olores nauseabundos, el riesgo sanitario y la incertidumbre sobre el impacto ambiental que podría tener el vertido de aguas residuales en uno de los canales más relevantes del sistema hídrico mendocino.

Fuente: MDZ online