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Huarpe Deportivo > Diego eterno

Bahrami recordó una emotiva anécdota con Maradona en el Stade de France

Durante una charla en los pasillos de Roland Garros, el carismático extenista emocionó con una anécdota cargada de admiración y ternura junto a Diego Armando Maradona.

POR REDACCIÓN

04 de junio de 2025
Las anécdotas con Diego no paran de aparecer. Mansour Bahrami rememoró su encuentro con el 10 y sorprendió a todos.

Con su habitual humor y simpatía, Mansour Bahrami volvió a ser protagonista, esta vez lejos de las canchas, durante un encuentro con José Luis Clerc y John McEnroe en el torneo de leyendas de Roland Garros. Entre anécdotas, surgió una que tocó especialmente al extenista argentino: el día que Bahrami vivió un momento único con Diego Maradona.

Todo ocurrió durante la apertura de la Eurocopa 2016 en el Stade de France, en el duelo entre Francia y Rumania. Bahrami estaba acompañado por su hijo, quien, al divisar al ídolo argentino entre el público, exclamó con emoción: “Papá, Dios está aquí. Mirá a Maradona”. El extenista, respetuoso, respondió: “Bueno, deja en paz a Dios. Está aquí para ver fútbol. Dejalo, veamos el partido”.

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Sin embargo, la historia no terminaría ahí. Pese a intentar evitar el caos del final del encuentro, Bahrami fue recompensado por su paciencia: “Salgo de mi asiento y, de repente, alguien salta sobre mi espalda. 'Mansour Bahrami, te amo', escucho”. Conmovido, reconoció enseguida la voz y se dio vuelta: era Diego. “Lo veo y me dice ‘te amo’. Yo dije ‘Diego, qué alegría, te quiero mucho y es un gran honor para mí. Mi hijo te ama’”.

El momento, según contó Bahrami, fue tan breve como imborrable: “Nos habremos quedado 45 segundos y luego, en cinco segundos más, ya había como 400 personas. Así que nos tomamos una foto y nos fuimos”. Un recuerdo que, sin dudas, guardará para siempre con afecto.

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La anécdota se suma al sinfín de historias que rodean al ídolo argentino, quien, a casi cinco años después de su fallecimiento, sigue generando emociones fuertes. El recuerdo de Diego sigue vivo en cada rincón del deporte y en cada testimonio como el de Bahrami, que confirma el amor incondicional que despertaba.

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