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El consumo de cervezas sin alcohol creció un 60% en Argentina y atrae grandes inversiones
La cerveza sin alcohol se consolida como uno de los segmentos de mayor dinamismo en el mercado argentino, impulsada por cambios culturales, tecnología y la apuesta de marcas reconocidas.
POR REDACCIÓN
La cerveza sin alcohol está dejando de ser una opción minoritaria para convertirse en un segmento en rápida expansión dentro del mercado cervecero argentino. Su crecimiento, cercano al 60% anual, refleja una transformación profunda en los hábitos de consumo, motivada por una búsqueda creciente de estilos de vida activos y moderación en el consumo de alcohol.
Actualmente, este tipo de cerveza representa aproximadamente el 1,3% del volumen total del mercado local, aunque su potencial es alto si se compara con países como Alemania, Canadá o Estados Unidos, donde la participación alcanza cifras de dos dígitos. Esta tendencia global se alinea con el auge de productos que combinan bienestar y disfrute.
Eugenio Raffo, vicepresidente de Marketing de Cervecería y Maltería Quilmes, destacó que “hay una tendencia en el mundo que tiene que ver con elegir productos que acompañen un estilo de vida activo. En ese contexto, la cerveza sin alcohol cobra protagonismo porque permite disfrutar una cerveza en momentos donde no se quiere o no se puede consumir alcohol”.
El crecimiento acelerado ha motivado a las grandes empresas a ampliar sus portafolios. Quilmes, pionera en este segmento desde 1995 con Liberty, ofrece hoy variedades como Quilmes 0.0, Stella Artois sin Alcohol y Corona Cero. En 2023, invirtió 3 millones de dólares para instalar su primera planta desalcoholizadora en Argentina, permitiendo garantizar la calidad y sabor propios de una cerveza tradicional.
Por su parte, Cervezas CCU Argentina también observa un fuerte dinamismo. Matías Canzani, gerente de Marketing, explicó que tras lanzar Heineken 0.0 en 2023, el segmento ya representa cerca del 2% del volumen total con la incorporación de nuevas opciones como Imperial Golden sin Alcohol.
La presencia de marcas premium juega un papel fundamental al aportar confianza y derribar prejuicios. Según Canzani, “el respaldo de marcas reconocidas garantiza una experiencia de sabor y calidad comparable a la cerveza tradicional. Eso resulta clave para derribar barreras iniciales”.
Estudios internos muestran que la elección de cerveza sin alcohol aún demanda validación social, especialmente entre millennials y centennials, quienes valoran opciones relacionadas con un consumo más equilibrado. Además, el uso de figuras públicas contribuye a la normalización cultural del producto.
El avance tecnológico es otro factor que impulsa el crecimiento. La técnica de desalcoholización permite eliminar el alcohol sin afectar las características sensoriales, manteniendo sabor, cuerpo y aroma. Este proceso parte de una cerveza tradicional y es empleado tanto por grandes como por pequeñas productoras.
El segmento artesanal también comienza a incursionar en cervezas sin alcohol, aunque de forma incipiente. Destacan productos como Birrita 0%, primera artesanal filtrada y pasteurizada sin conservantes; Antares con su Session IPA sin alcohol; NAAA!, una American Amber Ale creada con fines de concientización; y Radal, entre otros.
A nivel global, un informe de Future Market Insights proyecta que el mercado mundial de cerveza sin alcohol pasará de 20.500 millones de dólares en 2025 a 43.900 millones en 2035, con un crecimiento anual del 7,9%. Se espera que la cerveza totalmente libre de alcohol concentre más del 62% de la demanda y que las variedades saborizadas lideren las ventas con más del 54%.
En Argentina, la expansión local está vinculada a tendencias de consumo consciente y moderación, especialmente entre jóvenes. Canzani resaltó que “se observa una adopción creciente de tendencias asociadas al consumo consciente y a la moderación, como el fenómeno sober curious, especialmente entre millennials y centennials”.
Según estudios, cerca del 75% de los jóvenes argentinos manifiesta intención de reducir el consumo de alcohol, y seis de cada diez personas de entre 18 y 25 años valoran positivamente opciones de baja o nula graduación alcohólica. Estas cervezas se adaptan a situaciones donde el alcohol es una barrera, como almuerzos laborales, actividades deportivas o cuando se debe conducir.
Respecto a los precios, las cervezas sin alcohol mantienen valores similares o levemente superiores a las tradicionales, debido a los procesos tecnológicos extra que requieren. Por ejemplo, una lata de 473 ml se encuentra entre $1.800 y $2.300, mientras que un six pack puede costar hasta $13.000.
Si bien el mercado argentino todavía está en construcción y con margen para crecer, la categoría ya no es una alternativa ocasional, sino una respuesta concreta a los nuevos hábitos y formas de disfrutar. Raffo concluyó que “la cerveza sin alcohol ya no es una alternativa ocasional. Es una respuesta concreta a cómo cambian las personas, sus hábitos y sus formas de disfrutar. El crecimiento refleja una transformación cultural que llegó para quedarse”.