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Salud y Bienestar > Informe

Crisis alimentaria en Argentina: malnutrición, obesidad y pocas dietas saludables

Un informe presentado en el XXIII Congreso Argentino de Nutrición revela un panorama alarmante: casi 26 millones de argentinos padecen sobrepeso u obesidad. Expertos señalan que la malnutrición no es solo la falta de comida, sino una profunda crisis de calidad alimentaria.

POR REDACCIÓN

Hace 9 horas
Casi 26 millones de argentinos presentan sobrepeso u obesidad, según un informe. (Foto ilustrativa)

La Argentina se encuentra ante uno de los desafíos más urgentes en materia de salud pública: la malnutrición. Un documento clave, coordinado por Sergio Britos y presentado en el XXIII Congreso Argentino de Nutrición —que se desarrolla del 3 al 5 de septiembre de 2025—, subraya que casi 26 millones de argentinos presentan sobrepeso u obesidad. Esta problemática se agrava por la inseguridad alimentaria, que afectó al 35,5% de los niños y adolescentes en 2024, lo que significa que más de uno de cada tres chicos carece de acceso estable y suficiente a los alimentos que necesita.

El informe, titulado “Sistema alimentario en la Argentina: seguridad alimentaria, dietas saludables y salud ambiental”, enfatiza que las dificultades van más allá de la cantidad de alimentos disponibles. Como afirmó Ayelén Borg, licenciada en Nutrición y coautora del estudio: "La malnutrición no es solo la falta de comida. Es muy especialmente el hambre de calidad". El país ha consolidado un patrón alimentario que combina exceso de calorías con déficit de nutrientes esenciales y alimentos clave, lo que lleva a dietas desequilibradas y múltiples deficiencias, así como a enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y patologías cardiovasculares en adultos.

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Los especialistas señalan que esta situación no es una responsabilidad individual, sino que forma parte de un sistema alimentario que no tiene como objetivo explícito producir suficientes dietas saludables. La producción nacional se enfoca principalmente en granos, aceites y carnes, relegando frutas, verduras, legumbres y lácteos, y solo unas pocas provincias abastecen una parte relevante de alimentos frescos. La economía restrictiva, sumada a una visible ausencia de Educación Alimentaria y Nutricional, agrava la problemática.

El costo de los alimentos nutritivos es otro factor crítico que profundiza las desigualdades. Adquirir 100 calorías de frutas, verduras o lácteos puede costar hasta siete veces más que la misma cantidad aportada por panificados o harinas, y tres veces más que otras opciones de bajo valor nutricional. Este fenómeno impacta directamente en los hogares de menores recursos, donde entre 2018 y 2025 los alimentos más saludables mantuvieron precios sistemáticamente más altos. Además, el sistema impositivo es regresivo, ya que hasta el 40% del precio de los alimentos está compuesto por impuestos, encareciendo aún más lo saludable.

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En cuanto a las políticas públicas, el documento advierte que herramientas como la Canasta Básica de Alimentos (CBA) no representan una dieta saludable, y los programas públicos como el Plan AlimentAr funcionan más como transferencias económicas que como instrumentos enfocados en la nutrición. Los comedores escolares y comunitarios enfrentan problemas de infraestructura y calidad en los menús, y programas como ProHuerta, que fomentaban la producción local de alimentos frescos, han sido discontinuados.

A pesar de la normativa de Etiquetado Frontal de Alimentos, vigente desde hace dos años, los expertos observan que solo una parte de los consumidores realiza cambios concretos en sus compras, mientras que el 30% sigue eligiendo los mismos productos. Para mejorar esta situación, se proponen campañas educativas sostenidas y un despliegue pleno de otras disposiciones de la ley, como la promoción de alimentación saludable en las escuelas.

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Los expertos también pondrán en debate el "Proyecto de Ley para la Prevención, Tratamiento y Control de la Obesidad en la República Argentina", que ingresó al Senado en noviembre de 2024, buscando declarar la obesidad como enfermedad crónica. Finalmente, Sergio Britos concluyó que "la educación es fundamental, pero no alcanza con decirle a la gente qué debe comer si no tiene los medios para hacerlo. Hay que enseñar, sí, pero también garantizar que lo aprendido se pueda poner en práctica".

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