Comunidad > Un peligro que crece en San Juan
Denuncian que los eucaliptus secos ponen en riesgo a peatones y automovilistas
Entre Villalonga y Doctor Ortega, los vecinos advierten que decenas de eucaliptus secos de gran altura representan un riesgo constante para automovilistas y peatones. Piden a las municipalidades de ambos departamentos que avancen con medidas de prevención y seguridad.
La calle Meglioli, una de las arterias más transitadas del Gran San Juan, une los departamentos de Rawson y Rivadavia. A diario, cientos de vehículos y peatones circulan por esta vía que, desde hace unos años, se ha convertido en una zona de riesgo por la cantidad de ramas caídas y árboles secos que bordean la calzada.
Tras una serie de reclamos, DIARIO HUARPE recorrió el lugar y constató la denuncia: más de una decena de eucaliptus añejos y cientos de ramas secas amenazan con caer en cualquier momento. Los vecinos aseguran que, a pesar de algunos trabajos parciales que se han hecho, aún no se han tomado las medidas necesarias para garantizar la seguridad de quienes transitan por allí.
“Pedimos a través de ustedes a las dos municipalidades que por favor tomen en cuenta este reclamo, porque estos árboles, así como están, son un peligro para todos los que transitamos a pie o en vehículos por la zona”, dijo a DIARIO HUARPE Facundo Andrade, vecino de Rawson.
Intervenciones parciales y reclamos sin respuesta
En el tramo que corresponde al departamento de Rivadavia, entre Villalonga y República del Líbano, se observan varios árboles que han sido intervenidos recientemente. Sin embargo, los trabajos no se completaron: quedan al menos diez ejemplares secos por cortar o podar.
“Hace unos meses el municipio trabajó y los bajó hasta el tronco, pero no sabemos por qué no continuaron, ya que todavía quedan muchos y son peligrosos”, contó Nancy Ontiveros, vecina de Rivadavia.
Del lado de Rawson, la situación parece aún más preocupante: ninguno de los árboles secos fue intervenido. Los vecinos insisten en que, con la llegada de la primavera y el aumento del viento Zonda, la posibilidad de que una rama o un árbol caiga sobre la calzada es cada vez mayor.
“Vivimos con miedo de que un día pase una desgracia. Los árboles son muy altos y están completamente secos. Es cuestión de tiempo para que alguno caiga sobre un auto o una persona”, agregó Jeremías Orihuela, otro vecino de la zona.
Eucaliptus en crisis: una especie que ya no resiste la falta de agua
Los árboles que hoy representan un peligro fueron durante décadas parte del paisaje característico de la zona, plantados para dar sombra y embellecer la arteria. Sin embargo, la prolongada crisis hídrica que afecta a San Juan ha cambiado el escenario.
Los eucaliptus, especies introducidas y de rápido crecimiento, son conocidos por su alta demanda de agua: un ejemplar adulto puede consumir entre 30 y 200 litros diarios, según las condiciones del suelo y el clima. Y en un contexto de sequía estructural, como la que está atravesando la provincia, su supervivencia se está viendo comprometida.
La baja en el nivel del acuífero del Valle de Tulum, sumada a veranos más calurosos y secos, ha generado un estrés hídrico severo. El suelo pierde humedad con rapidez y los árboles no logran reponer la que transpiran. A esto se suman la competencia por el agua, el agotamiento del suelo y los vientos secos, que terminan de debilitar a los ejemplares más antiguos.
En síntesis, los eucaliptus de calle Meglioli —como tantos otros en la provincia— se están secando porque el ambiente árido y el déficit hídrico superan su capacidad de adaptación. Hoy, árboles que alguna vez ofrecieron sombra y frescura, se convirtieron en estructuras frágiles y peligrosas.
Un pedido de acción urgente
Los vecinos esperan que las municipalidades de Rawson y Rivadavia coordinen un operativo conjunto de poda y extracción de los ejemplares secos para prevenir accidentes. “No queremos que actúen después de una tragedia. Pedimos que lo hagan ahora”, reclamó Andrade.
La situación en calle Meglioli evidencia cómo la crisis hídrica y ambiental impactan de forma directa en la flora, en la vida urbana y en la seguridad pública. Mientras tanto, los vecinos siguen esperando una respuesta concreta que no solo devuelva la tranquilidad a una de las arterias más importantes del Gran San Juan, sino que luego la reforesten con especias autóctonas.