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Política > Plan estratégico

Donald Trump quiere comprar Groenlandia y envió a su hijo para reunirse con sus autoridades

El presidente electo de Estados Unidos propuso en varias ocasiones comprar Groenlandia. 

POR REDACCIÓN

07 de enero de 2025

El nombre de Groenlandia ha sido sinónimo de interés estratégico para Estados Unidos durante años, y la propuesta de Donald Trump de comprar la isla ha generado preocupación en Europa. Aunque ya había mencionado este deseo en su mandato anterior, el tema cobró relevancia nuevamente cuando Trump envió a su hijo a la isla para reunirse con sus autoridades, intentando convencerlas de que se separaran de Dinamarca para unirse a Estados Unidos.

A pesar de la negativa rotunda de Copenhague en 2019, el mandatario de Estados Unidos ha continuado defendiendo la idea, argumentando que la compra de Groenlandia representaría una ventaja en términos de seguridad nacional. Según Trump, la isla es crucial para la defensa estadounidense, y se refiere a ella como una necesidad geopolítica más que económica.

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Groenlandia, con 2,1 millones de kilómetros cuadrados, es la isla más grande del mundo y posee enormes recursos naturales, como hidrocarburos, uranio y tierras raras, esenciales para la industria tecnológica y energética. Su ubicación estratégica también la convierte en una pieza clave para el control de las rutas marítimas del Ártico, que podrían convertirse en vías de transporte más seguras y rápidas debido al deshielo provocado por el cambio climático.

Aunque el gobierno danés sigue firme en su postura de no vender la isla, el primer ministro de Groenlandia, Mute Bourup Egede, ha propuesto avanzar hacia la independencia de Dinamarca, lo que podría abrir nuevas posibilidades de cooperación con otros países, incluido Estados Unidos.

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La idea de Trump de tomar control sobre Groenlandia no es nueva. Ya en 1867, Estados Unidos intentó comprar la isla, y a finales de la Segunda Guerra Mundial se hicieron intentos similares. Sin embargo, hoy en día, la isla sigue siendo una región autónoma bajo la soberanía de Dinamarca, con un presupuesto anual de más de 600 millones de euros enviado desde Copenhague para financiar sus competencias.

Groenlandia se ha convertido en un punto de disputa geopolítica en el Ártico, donde potencias como Rusia, China y países de la OTAN luchan por su influencia. Para Estados Unidos, el control de la isla y las rutas árticas se presenta como una prioridad para garantizar el acceso a estos recursos y asegurar su posición estratégica en un mundo cada vez más polarizado.

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