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El día que La 12 alentó a Los Borrachos del Tablón en pleno Superclásico
Una tarde inolvidable en Liniers dejó una imagen inesperada: la hinchada de Boca alentando a la barra de River. Fue en un Superclásico picante, con final dramático por gol de oro y muchas historias en las tribunas.
POR REDACCIÓN
El 18 de julio de 1993 quedó grabado en la historia del fútbol argentino por un hecho insólito: en medio de un Superclásico jugado en la cancha de Vélez, La 12 terminó alentando a Los Borrachos del Tablón. El episodio se dio durante la revancha de la primera ronda de la Copa Centenario, torneo organizado para llenar el receso entre el Clausura y el Apertura, mientras la Selección disputaba la Copa América.
Ese domingo, River y Boca jugaban un clásico decisivo para avanzar en el torneo, aunque las tribunas no mostraban el marco habitual. El Monumental estaba ocupado por un recital de Guns N’ Roses, por lo que se mudaron a Liniers. La parcialidad de River se ubicó en la popular del tablero electrónico y las plateas norte, mientras que los hinchas de Boca coparon la cabecera oeste y la platea sur.
A los pocos minutos del comienzo, se desató una violenta batalla entre la barra de River y la Policía. Según la revista Sólo Fútbol, una avalancha en la tribuna de River provocó la intervención de las fuerzas de seguridad, lo que derivó en enfrentamientos con ocho detenidos, dos policías y un periodista heridos. Fue entonces cuando ocurrió lo impensado: desde la tribuna xeneize se escuchó el canto “Y pegue, y pegue, y pegue River pegue”, en señal de apoyo al eterno rival frente a un enemigo común: la Policía.
Ese instante reflejó el particular código de las barras, donde la rivalidad queda en pausa ante una amenaza superior. Una lógica de tribuna que ese día convirtió al clásico rival en un aliado de ocasión.
La historia también tuvo capítulos calientes fuera del campo. En el partido de ida, jugado en la Bombonera, River y Boca igualaron 0-0 en un clima cargado. La ausencia de Blas Giunta fue blanco de burlas de los visitantes, mientras que la dirigencia xeneize fue duramente increpada: el presidente Antonio Alegre recibió golpes en plena platea y al vicepresidente Carlos Heller le arrojaron un maderazo. Hasta el técnico Jorge Habbeger tuvo que esquivar proyectiles.
Uno de los condimentos fue el debut de José Luis Villarreal en River, tras su reciente paso por Boca, donde había sido campeón. “Villita” fue ovacionado por la hinchada millonaria y repudiado por la local: lo acusaron de traidor por haberse “hecho gallina por dos mangos”.
El clásico en Liniers tuvo un desenlace dramático. Tras otro 0-0 en los 90 minutos, llegó el gol de oro en el alargue: Walter Silvani anotó en el minuto 117 y, bajo las reglas de entonces, el partido terminó automáticamente. La confusión fue tal que Carlos Mac Allister, defensor de Boca y padre del actual campeón del mundo Alexis, quiso sacar del medio sin saber que todo había terminado.
Fue una victoria muy festejada por River, que presentó un equipo plagado de juveniles como Marcelo Gallardo, Pablo Lavallén y el guatemalteco Claudio Rojas, ante las ausencias por convocatoria a la Selección.