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El FMI insistió en la necesidad argentina de "reducir la inflación y acumular reservas"
Nigel Chalk, futuro director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, advirtió que el país debe sostener un programa coherente para bajar la inflación y fortalecer el Banco Central.
POR REDACCIÓN
El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a insistir en que la Argentina debe bajar la inflación y acumular reservas en el Banco Central para consolidar la estabilidad económica. El planteo fue hecho por Nigel Chalk, quien a fin de mes asumirá como nuevo director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo, durante una conferencia de prensa en la que se refirió al programa de ajuste que mantiene el país con el organismo.
“Buscamos un conjunto coherente de políticas macroeconómicas que incluyan medidas para reducir la inflación y acumular reservas, pero también políticas que sienten las bases para un crecimiento sólido y sostenido en Argentina”, señaló Chalk, quien tendrá a su cargo la supervisión del acuerdo firmado entre el Gobierno y el FMI.
El funcionario evitó brindar detalles sobre el salvataje financiero que Estados Unidos concedió recientemente a la Argentina, aunque destacó la coordinación entre ambos países y el respaldo del Fondo.
“Agradecemos el apoyo de nuestros socios, entre ellos el Banco Mundial y Estados Unidos. Creemos que el apoyo del Tesoro estadounidense está ayudando a estabilizar los mercados y complementará el programa de ayuda del Fondo”, sostuvo el economista ante una consulta de Infobae.
El contexto de las declaraciones está marcado por el almuerzo entre Donald Trump y Javier Milei en la Casa Blanca, tras el cual el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, puso en marcha una serie de medidas para desplegar el salvataje. En la coordinación también participó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien mantuvo reuniones con el ministro Luis Caputo en las últimas semanas.
Chalk confirmó que el personal del Fondo trabajó estrechamente con los equipos técnicos del Tesoro y del Gobierno argentino:
“Nuestro staff ha dedicado muchas horas y ha estado muy involucrado tanto con Argentina como con el Tesoro estadounidense. Nos comprometemos a trabajar con ambas partes para apoyar la estabilidad y el crecimiento en Argentina”, afirmó.
El acuerdo entre la Argentina y el FMI establece tres metas principales: control de la emisión monetaria, reducción del déficit fiscal y acumulación de reservas internacionales. A mediano plazo, el programa también incluye reformas impositivas, laborales y previsionales.
Hasta ahora, la administración de Javier Milei cumplió holgadamente con los objetivos de déficit y emisión, aunque debió solicitar un waiver (perdón) durante la primera revisión del board por el incumplimiento en la meta de reservas. Esa dificultad derivó en la asistencia extraordinaria dispuesta por la administración Trump, que buscó sostener la agenda económica del gobierno libertario.
La afinidad política e ideológica entre Trump y Milei facilitó la activación de este mecanismo de ayuda financiera, una herramienta que Estados Unidos no utilizaba desde el rescate aplicado a Japón tras el terremoto de 2011. Según fuentes del FMI, el apoyo norteamericano permitirá reforzar las reservas internacionales para afrontar los próximos compromisos de deuda.
Entre enero y julio de 2026, la Argentina deberá pagar cerca de 9.000 millones de dólares a los bonistas privados, además de los vencimientos de capital con el propio FMI. Se trata de una cifra que el Banco Central no dispone en reservas y que requerirá el respaldo de Washington para evitar una situación de default.
En los últimos días, Luis Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, mantuvieron reuniones en Washington para explicar los alcances del salvataje estadounidense y reafirmar la continuidad del plan de ajuste, incluso si el oficialismo pierde las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Los inversores que asistieron a los encuentros reconocieron la consistencia técnica del programa económico, aunque expresaron dudas sobre la estabilidad política que podría seguir a una eventual victoria del peronismo en los comicios de medio término.