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El violonchelista que hace música que cura el alma en un sanatorio de San Juan

Entre el trabajo médico y el sonido de las máquinas que funcionan sin parar en la terapia intensiva, hay un impasse de música que cura el alma: la iniciativa de un sanatorio de San Juan.

POR REDACCIÓN

25 de julio de 2024
Samuel Campos toca en los pasillos de terapia, una vez por semana en cada piso del edificio. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE. 

A la terapia intensiva de los distintos hospitales y sanatorios de San Juan llegan pacientes en estados críticos, aquellos que necesitan monitoreo médico las 24 horas del día, los siete días de la semana. Entre los ruidos de las máquinas y dispositivos médicos, más el personal de salud trabajando, los pacientes y las familias esperan pacientemente en el lugar. Para aliviar los momentos más difíciles, es que en el Sanatorio San Juan decidieron que haya música en vivo tres veces a la semana, tocada en el piso. Samuel Campos es músico y toca con su violonchelo las canciones que buscan ayudar a sanar. Con un repertorio que va de versiones de Charly García hasta piezas de compositores clásicos como Ennio Morricone, con su arte, hace que sea más llevadero los momentos que atraviesan las familias.

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Samuel, de 30 años, comenzó a tocar el violonchelo a los seis, un poco gracias a una herencia familiar y otro poco a que sus padres, Jorge y Mabel, lo incentivaron. Vivió esta pasión como un hobby, hasta que a sus 15 años decidió dejarla de lado, pero la separación fue momentánea. Cuando pasó la adolescencia, vio en la música una posibilidad para trabajar de lo que le gustaba. Es así que, hace cinco años, empezó a hacer shows a la gorra en la Peatonal de la Ciudad Capital de San Juan y por eso terminó llegando la oportunidad de tocar en el Sanatorio San Juan.

El músico va tres veces a la semana a la terapia intensiva. Pone su silla, prende su amplificador y comienza a tocar su violoncello marca Cremona modelo 1995. La retribución por parte de este público especial cada día. Al escuchar la música, los pacientes que puede por su condición y otros familiares, no tardan en salir de las habitaciones. Los gestos de agradecimiento casi que tapan las caras de preocupación y tristeza.

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Con su "chelo" y su parlante. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE. 

“Para mí es un privilegio hacer musicoterapia, porque le hace bien a los pacientes y a los parientes de los pacientes, que no la están pasando bien. Siempre suelen salir a agradecerme, me dicen ‘muy lindo, gracias por venir, me cambiaste la mañana’, me abrazan. Es muy satisfactorio”, dijo Samuel al respecto.

Cuando DIARIO HUARPE presenció el momento en el que el joven músico comenzó a tocar “Yesterday” de The Beatles, pudo notar este agradecimiento eterno. “Me cura el alma”, dijo, con lágrimas en los ojos, una mujer que acompañaba a su marido, que estaba internado en el sanatorio. Al final de la canción, otros pacientes, que grababan con sus celulares, aplaudieron la pieza de Samuel. Le agradecieron: “Es precioso”, repetían.

En medio de todo el dolor que conlleva tener a un familiar en un estado delicado de salud, puntualmente en terapia intensiva, la música de Samuel transforma momentáneamente el ambiente y trasmite tranquilidad. En esos tres o cuatro minutos que dura la canción, su interpretación ayuda a sanar desde otro lugar que la medicina tradicional no llega.

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La iniciativa de tocar para sanar 

Andrés Figueroa, director ejecutivo del Sanatorio San Juan vio en el músico la chance de llevar un trato más humanizado a los pacientes. Hace un mes y medio lo contrató para que, tres veces por semana, haga pequeños shows en los tres pisos del establecimiento.

Para los pacientes que están en terapia intensiva, escuchar un sonido diferente al ruido rutinario de los pasillos del sanatorio es crucial. Según comentó Figueroa, este tipo de iniciativa no solo ayudan al bienestar de la persona y de sus familias, sino también a mantenerla orientada en tiempo y espacio. “Nosotros intentamos establecer los tiempos de descanso de las personas que están en terapia intensiva. Por eso, en los horarios de mayor actividad, la música nos permite trasmitirles la noción del tiempo y la tranquilidad de la música”, explicó Figueroa.

En la vida, pero en la muerte también

Samuel no solo toca en la terapia, sino que también participa de momentos aún más duros. Acompaña a algunos pacientes en los últimos momentos de sus vidas. “Una vez toqué un día antes de que el marido de una señora muriera. Cuando falleció, me llamó para que tocara el violonchelo en el día del cumpleaños de su marido, en el cementerio. Fue conmovedor”, contó al respecto el músico.

Por su parte, Figueroa indicó que, desde el sanatorio, el objetivo es que las personas que estén en el camino de la muerte puedan morir acompañados, tanto de sus familiares como, si lo eligen, de buena música. “Para nosotros es una gran satisfacción”, cerró.

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