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Javier Milei monitorea desde Olivos la crisis en Bahía Blanca tras el temporal
El presidente Javier Milei suspendió su viaje a Mendoza y optó por quedarse en la residencia de Olivos para gestionar la crisis en Bahía Blanca, golpeada por un desastre natural.
POR REDACCIÓN
El presidente Javier Milei suspendió su viaje a Mendoza y decidió quedarse en la residencia presidencial de Olivos, tras una semana llena de turbulencias políticas. Su atención se volcó a la ciudad de Bahía Blanca, donde un desastre natural afectó a miles de personas. Sin embargo, en lugar de viajar a la zona del desastre, el mandatario optó por delegar la gestión en sus colaboradores, enviando a Luis Petri y Patricia Bullrich para tomar el control de la situación.
Este giro en la actitud de Milei fue notable, ya que hace poco más de un año, como presidente recién asumido, no dudó en viajar personalmente a Bahía Blanca para supervisar los destrozos de un temporal. Esta vez, el clima político y las múltiples crisis que enfrenta su gobierno hicieron que el mandatario reconsiderara su intervención directa.
Desde la Casa Rosada, se deslizó que el viaje a Bahía Blanca era "innecesario" y que, aunque hubo rumores de que Milei podría trasladarse, el presidente prefirió mantenerse en Olivos. La situación política actual le impidió asumir un rol más visible y activo, considerando los riesgos de generar un nuevo revés político en un contexto ya tenso. La falta de infraestructura y prevención en la zona, sumada a posibles críticas por parte del gobernador Axel Kicillof o posibles abucheos de la población, hacían de esta una visita delicada.
La semana había comenzado de manera difícil para el gobierno de Milei, con varios frentes abiertos. La polémica en torno al caso $Libra, los cuestionamientos sobre el acuerdo con el FMI y las complicaciones para avanzar con la nominación de Ariel Lijo en la Corte Suprema fueron solo algunos de los desafíos que enfrentó la administración presidencial.
Uno de los temas más complicados fue el caso $Libra, que generó numerosas críticas e investigaciones judiciales. En este contexto, la renuncia de Sergio Morales, un asesor vinculado al caso, empeoró la situación. Además, la Corte Suprema frenó la designación de Ariel Lijo, lo que dejó al gobierno sin opciones claras para avanzar en el nombramiento.
Por otro lado, el acuerdo con el FMI se convirtió en un punto de fricción, ya que Milei enfrentó fuertes críticas por utilizar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) en lugar de presentar un proyecto de ley ante el Congreso. Esto generó preocupación tanto en la oposición como en algunos sectores del oficialismo, que no descartan una eventual judicialización del acuerdo.
El desastre en Bahía Blanca obligó a la clase política a frenar la confrontación y enfocarse en la ayuda humanitaria. Aunque algunos dirigentes, como Patricia Bullrich, aprovecharon para marcar su presencia en la zona y destacar la coordinación con la Provincia, la situación fue manejada en términos generales con calma. La ciudad costera sufrió grandes daños, pero la clase política se volcó a la reconstrucción y a garantizar los fondos necesarios para iniciar las tareas de recuperación.