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Las estatuas de los congresales sanjuaninos, un legado de 1816

San Juan conmemoró la Independencia recordando a Fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso Laprida, sus representantes en el Congreso de Tucumán de 1816. 

POR REDACCIÓN

Hace 6 horas
Fray Justo Santa María De Oro y Narciso Laprida, sanjuaninos que fueron parte fundamental en la declaración de la Independencia.

A 209 años de la Declaración de la Independencia, San Juan rinde homenaje a dos de sus figuras más insignes en el Congreso de Tucumán de 1816: Fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso Laprida. En este nuevo aniversario del 9 de julio, el Ministerio de Gobierno, a través del Archivo General de la Provincia, compartió una detallada reseña sobre las estatuas que inmortalizan a estos próceres, un testimonio del arraigado deseo sanjuanino de honrar a sus ilustres ciudadanos.

La plaza Laprida, está ubicada entre las calles Avenida Libertador General San Martín (al norte), calle Laprida (al sur), Avenida Alem (al oeste) y calle Catamarca (al este).

La revisión histórica, enriquecida con documentos del Departamento Archivo Histórico y el acervo bibliográfico de la Biblioteca y Hemeroteca, subrayó el temprano impulso de San Juan por reconocer a sus figuras históricas con monumentos. Un artículo de 1956 de la Revista de Historia de Suetonio ya destacaba esta iniciativa, elogiada por el entonces interventor federal, general Marino Bartolomé Carreras, quien resaltaba el carácter "indómito" del pueblo sanjuanino.

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Construcción del Monumento al General San Martín, una histórica postal de la Plaza 25 de Mayo de San Juan

La reseña se centró en las estatuas de los dos diputados que representaron a San Juan en aquella jornada trascendental de 1816, que bajo la presidencia de Laprida, marcó el nacimiento de la Nación independiente. Años después, el 19 de junio de 1888, la Legislatura provincial sancionó la Ley 1062, autorizando la construcción de dos estatuas: una para Laprida en la plaza homónima y otra para Fray Justo en la plaza Aberastain.

La Comisión de Estatuas de San Juan, con una subcomisión en Buenos Aires, y liderada por figuras notables como Rosauro Doncel, Juan C. Albarracín y Segundino Navarro, asumió la tarea de recaudar fondos y coordinar los trabajos. El escultor elegido para dar vida a estas obras fue Lucio Correa Morales.

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El primer homenaje materializado fue la estatua de Fray Justo Santa María de Oro, inaugurada el 9 de julio de 1899. A pesar de la ley original, la estatua fue finalmente ubicada en la Plaza 25 de Mayo, frente a la Catedral, cumpliendo con un deseo que Domingo Faustino Sarmiento había expresado en su última visita a la provincia en 1884. La ceremonia de inauguración fue multitudinaria y tuvo una notable repercusión en la prensa nacional.

Monumento al Obispo Oro, inaugurado en 1897 frente a la Catedral de San Juan. La obra rinde homenaje al religioso recordado por su célebre frase en el Congreso de Tucumán: “Protesto y me retiro”.

El caso de Laprida fue más complejo. Aunque su estatua estaba concluida desde hacía años, la construcción de su pedestal se demoró por más de una década debido a diversos inconvenientes. En 1898, Correa Morales fue convocado nuevamente para retomar los trabajos, pero la instalación definitiva se extendería por varios años más.

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Desfile cívico-militar frente a la Casa de Gobierno de San Juan.

 

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