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Economía > Crisis de GNC

Los cortes de gas argentino también afectaron a Chile

La interrupción de la mayor parte de los envíos de fluido, menos la destinada a hogares, revivió tensiones históricas. Las explicaciones del Gobierno por las restricciones en medio de la ola de frío

POR REDACCIÓN

Hace 5 horas
Por temperaturas más benignas, comenzó la normalización del suministro en la Argentina. Foto: Gentileza.

La crisis de abastecimiento de gas natural casi inédita que se vivió esta semana en la Argentina no solo tuvo impacto local: se interrumpió la mayoría de las exportaciones a Chile por decisión del Comité de Crisis que reúne al Gobierno y las empresas locales. Si bien la medida solo afectó a empresas, la preocupación del otro lado de la cordillera fue reflejada por los principales medios del país vecino y rememoró una situación similar de hace casi dos décadas.

La Secretaría de Energía, dirigida por María Tettamanti, expuso las razones y el procedimiento aplicado durante la emergencia: “Lo que se hizo fue cortar inicialmente todos los contratos de transporte interrumpibles, tal como corresponde en este tipo de situaciones. La gran mayoría de las exportaciones utilizan transporte interrumpible, por lo que fueron alcanzadas por esta medida. Luego se afectaron los contratos con ‘ventana’ (posibilidad de interrupción ante situaciones extremas), se conmutó a combustibles líquidos todo lo técnicamente posible de la Generación Termoeléctrica y, en última instancia, contratos firmes, con el objetivo central de proteger la demanda prioritaria en ambos países (hogares, hospitales, escuelas, comercios)”.

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“La demanda de Chile se trató exactamente de la misma manera que la argentina, sin ninguna instrucción de corte por parte del Gobierno argentino. Además, es importante aclarar que todo el gas off system (fuera del sistema de transporte) y que no puede ser inyectado al sistema continuó sin cambios, toda vez que no resolvía el problema operativo de presión y linepack que afectaba al sistema troncal”, resaltaron.

Según publicaron medios como El Mercurio y La Tercera, la decisión generó preocupación en Chile, ante el posible impacto económico sobre diferentes sectores industriales. “Esta situación ha generado tensión en el sistema de distribución de gas trasladando, especialmente en el contexto de temperaturas extremas que han elevado en un 25% el consumo de gas respecto del invierno pasado”, explicó un comunicado de la Asociación de Empresas de Gas Natural replicado por La Tercera.

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“Ola de frío en Argentina genera crisis en suministro de gas y advierten impacto en envíos a Chile”, publicó por su parte Diario Financiero de Santiago.

La situación trajo a la memoria de referentes del sector el antecedente de 2007 y 2008, cuando Argentina suspendió de manera unilateral las exportaciones de gas para afrontar su propia crisis energética, lo que dejó una huella en las relaciones bilaterales difícil de superar.

Entre 2007 y 2008, Argentina suspendió unilateralmente el envío de gas a Chile, en el contexto de una crisis energética interna que repercutió en ambos países. Si bien una década después se reanudaron los envíos, el impacto persistió especialmente entre las empresas chilenas. La decisión de priorizar la demanda interna llevó a cortes en la provisión hacia Chile y desató tensiones diplomáticas junto con un clima de desconfianza.

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En 2007, Chile ya enfrentaba dificultades para garantizar el acceso al gas, dependencia acentuada por la falta de este recurso procedente de Argentina. Entonces, el Gobierno de Michelle Bachelet se vio obligado a recurrir a la importación de gas natural licuado (GNL) y a otras estrategias para mantener el suministro al mercado local. La interrupción repentina por parte de Argentina produjo reacciones enérgicas en Chile, que percibió la decisión como un acto unilateral por parte de su principal proveedor en un período de emergencia. El costo fue elevado: la importación de GNL incrementó el precio del gas y generó efectos negativos en la industria chilena.

Esta crisis bilateral dejó una marca persistente en las relaciones energéticas entre ambos países. Según relató Juan Jasson, gerente comercial de Gas Natural Regional de YPF, durante un evento organizado por CAF y Olade en mayo de este año: “Las conversaciones que tengo en Chile empiezan con la misma frase: ‘Ustedes son de Argentina, los que nos cortaban el gas hace 10 años, ¿no?’”.

El ejecutivo explicó en el marco del evento “Integración Gasífera en el Mercosur + Chile: Perspectivas” que la experiencia acumulada originó una desconfianza todavía presente, manifestada en las consultas de las autoridades chilenas acerca de la posibilidad de nuevos cortes en los próximos años.

La desconfianza surgida a raíz de la crisis de 2007-2008 se reavivó cuando, en esta ocasión y por una emergencia interna, Argentina volvió a suspender temporalmente el envío de gas natural a Chile. Con todo, la naturaleza transitoria de la medida y la explicación oficial de que respondía a una demanda interna récord en medio de una ola de frío, no disiparon la inquietud de las autoridades y empresas del país vecino.

Un comunicado del Comité de Crisis argentino, citado por varios medios, confirmó que “la demanda interna de gas alcanzó niveles récord debido a la ola de frío, lo que obligó a priorizar el consumo interno para garantizar que los hogares y las industrias argentinas pudieran acceder al fluido”. Según fuentes oficiales citadas, “no tuvimos más opción que cortar las exportaciones a Chile para garantizar el suministro en el país”.

Mientras tanto, Chile activó mecanismos para mitigar el impacto. El país cuenta con la infraestructura necesaria para importar gas natural licuado (GNL), recurso determinante para enfrentar restricciones en los envíos argentinos. El terminal de GNL de Quintero, que proporciona gas a la zona centro-sur del país, continuó en operación durante la crisis. Desde la empresa nacional Enap afirmaron: “El terminal de GNL está trabajando con normalidad, por lo que no esperamos que esta crisis se convierta en un problema de desabastecimiento generalizado”.

Jasson resumió el sentir actual recordando que la crisis de 2007-2008 dejó una marca permanente en las relaciones energéticas bilaterales. “Después de que discutimos, la pregunta es: ‘¿No va a pasar más o sí?’. Esa es la marca que quedó, y la marca la hicimos nosotros”, reconoció el representante de YPF.

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