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Neokit: innovación argentina en diagnóstico accesible y veloz
De un primer intento fallido para detectar Chagas en recién nacidos, pasó a liderar la producción de test durante la pandemia y hoy exporta tecnología a varios países.
POR REDACCIÓN
Lo que comenzó con un cruce casual en un pasillo universitario terminó por convertirse en una empresa clave en el desarrollo de herramientas de diagnóstico accesibles y efectivas. En 2011, el investigador Daniel Vojnov, especializado en bacterias que afectan cítricos, acababa de diseñar un kit de diagnóstico experimental. Fue entonces cuando se topó con Carolina Carrillo, investigadora del CONICET enfocada en la enfermedad de Chagas. De esa conversación espontánea surgió la idea de aplicar el conocimiento de ambos para detectar esa enfermedad en recién nacidos, un desafío histórico de la salud pública.
En ese momento, el diagnóstico de Chagas en bebés se hacía —y en muchos casos aún se hace— mediante una gota de sangre observada al microscopio, una técnica con baja sensibilidad. El prototipo que desarrollaron juntos fue revolucionario: era simple, eficaz y permitió detectar la presencia del parásito con mayor precisión. Fue así como nació Neokit S.A.S., una empresa fundada bajo un Consorcio Público-Privado (CAPP) entre el CONICET y el Laboratorio Pablo Cassará S.R.L. El kit fue aprobado por la ANMAT, pero una vez llevado a escala industrial, se toparon con una realidad inesperada: el producto no era rentable. El alto costo impedía su comercialización.
Esa primera frustración no fue un final, sino el principio de un camino de aprendizajes. El equipo de Neokit aplicó su metodología a otras enfermedades, como el dengue, la sífilis y el chikungunya. Y entonces llegó la pandemia.
Apenas se conoció la aparición del SARS-CoV-2, en enero de 2020, Vojnov y su equipo contactaron al Instituto Malbrán para conseguir muestras de pacientes infectados. En tiempo récord, lograron adaptar su tecnología a la nueva amenaza. Para mayo ya habían desarrollado un test molecular tan sensible como una PCR, pero más rápido: entregaba resultados en una hora. Durante los dos años siguientes, vendieron más de seis millones de pruebas, que incluso fueron exportadas a países como Canadá, Colombia, El Salvador y Paraguay. Fue el test de diagnóstico más vendido en Argentina durante ese período.
El diferencial de Neokit reside en su tecnología de amplificación genética, capaz de detectar cantidades ínfimas de material patógeno. “Si tenés un grano de arena, no lo ves. Pero si estás en la playa, lo ves porque está junto a los demás”, explica Carrillo. Esa analogía ilustra el principio de sus kits: amplificar lo invisible hasta hacerlo evidente.
El procedimiento no requiere equipamiento sofisticado, técnicos altamente capacitados ni condiciones especiales de conservación. La muestra, que puede provenir de sangre, hisopados o incluso tejidos vegetales, se coloca en un tubo con un reactivo que cambia de color según el resultado: violeta para negativo, celeste para positivo. Todo el proceso tarda apenas una hora y cuesta unos cinco dólares, muy por debajo del precio promedio de las PCR tradicionales.
Actualmente, el equipo —que incluye a las investigadoras Luciana Larocca, Fabiana Stolowicz y Santiago Werbajh— trabaja en nuevos desarrollos. Uno de los objetivos es mejorar el test de Chagas para recién nacidos y hacerlo económicamente viable, permitiendo un diagnóstico temprano y tratamiento inmediato. También proyectan kits para enfermedades veterinarias como la Tristeza Bovina, causada por garrapatas.
“Nuestro sueño es que estas tecnologías salgan del laboratorio, lleguen a las personas y sirvan para mejorar su calidad de vida”, asegura Carrillo. Para Vojnov, la experiencia tiene un valor adicional: “Haber creado una empresa siendo científicos, lograr productos con impacto real, comercializables y exportables, es un motivo de orgullo enorme”.