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Vecinos denuncian que taparon una vereda escolar con desechos industriales
La comunidad educativa de la Escuela La Capilla denuncia una situación insólita e incoherente: la obstrucción de una vereda peatonal con montículos de desechos industriales, obligando a alumnos y familias a transitar sobre la Ruta 149.
La comunidad educativa de la Escuela La Capilla, ubicada a 200 metros al norte de la plaza departamental de Calingasta sobre la Ruta 149, viene reclamando desde hace meses por un hecho que consideran no solo ilógico, sino también peligroso. La vereda que durante años exigieron para garantizar un paso peatonal seguro hacia la escuela fue finalmente construida por la anterior gestión municipal. Sin embargo, desde el año pasado, ese sendero fue tapado con camionadas de sulfato de aluminio en polvo, un material de descarte industrial.
Según relatan vecinos y padres de alumnos, la decisión se habría tomado para contener los desmoronamientos del cerro arcilloso ubicado junto a la vereda, que tiende a desprenderse durante lluvias o movimientos sísmicos. Pero lejos de resolver el problema, la medida anuló el paso peatonal y obligó a cientos de personas a desplazarse por la Ruta 149, una vía de tránsito fluido donde el riesgo de accidentes es constante.
Una "solución" que empeora el problema
La situación resulta tan absurda como alarmante: en lugar de construir una obra de contención adecuada para frenar los posibles desprendimientos del cerro, se optó por una medida improvisada que vulnera la seguridad de los peatones.
"Es una incoherencia total —expresan los vecinos—. Taparon el único lugar seguro que teníamos para caminar con nuestros hijos, y ahora tenemos que caminar por la ruta, con mucha atención por los autos y camiones que pasan".
El paso por la vereda bloqueada se vuelve imposible, sobre todo para quienes asisten a la escuela en los turnos mañana, tarde y noche. Cabe subrayar que más de 300 alumnos concurren diariamente a la institución, incluyendo adultos que cursan en horarios nocturnos para completar sus estudios.
Un problema estructural, no improvisado
El reclamo de vecinos y padres no es caprichoso. En múltiples ocasiones presentaron notas ante el Concejo Deliberante, el gobierno municipal y el Ministerio de Educación, solicitando una obra estructural de contención del cerro. Además, insisten en la necesidad de mejorar la iluminación del trayecto —actualmente hay apenas cinco farolas halógenas en 200 metros, en las inmediaciones de la escuela— y de reforzar la presencia policial o municipal durante los horarios de entrada y salida de las jornadas escolares.
La comunidad considera que estas mejoras son urgentes y mínimas para garantizar la seguridad de quienes todos los días deben transitar esa zona.
“Pedimos lo básico: poder llegar a la escuela sin arriesgar la vida de nuestros hijos”, concluyen.
Un llamado a las autoridades
Lejos de ser una situación aislada, este caso revela una lógica de gestión pública que muchas veces prefiere parches improvisados a soluciones reales.
La colocación de sulfato de aluminio en una vereda peatonal con el fin de frenar un deslizamiento de tierra es, a todas luces, una medida contradictoria y negligente.
Lo cierto es que la comunidad de Calingasta espera respuestas concretas. Mientras tanto, madres, padres y estudiantes seguirán caminando sobre la ruta transitada, desafiando el peligro cada día para llegar a la escuela.