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Sanjuaninos serán homenajeados en el 50ª aniversario de la Guerrilla de Tucumán
El 9 de febrero se cumplirán 50 años desde que comenzó la Operación Independencia, que enfrentó a militares del ejército argentino y guerrilleros revolucionarios.
POR REDACCIÓN
Por el quincuagésimo aniversario de la “Operación Independencia”, el 8 y 9 de febrero reivindicarán a los veteranos que lucharon contra las facciones revolucionarias que habían copado Tucumán. La programación indica que el primer día se celebrará en Teniente Berdina, luego, en la noche, habrá un acto frente a la Casa Histórica de Tucumán y, el sábado, en Yerba Buena. Allí, habrá cerca de 100 sanjuaninos y, en la previa, DIARIO HUARPE habló con algunos de ellos para conocer el significado de la distinción y también para profundizar historias que les marcaron la vida.
La Guerrilla de Tucumán inició el 9 de febrero de 1975, luego de que María Estela Martínez de Perón firme, cuatro días antes, el decreto 261/75, que autorizaba al ejército a “neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos”. Es así como un gran número de soldados se hizo presente en la provincia norteña y, entre compañía y apoyo logístico, alrededor de 250 sanjuaninos fueron enviados a luchar. Medio siglo después, cuatro excombatientes relataron sus experiencias y detallaron los temores de ser partícipes de un conflicto que nunca olvidarán.
La iniciativa fue promovida por excombatientes, militares y familiares de las víctimas, y respaldada por el gobierno provincial que encabeza Osvaldo Jaldo.
La batalla antes de la guerra
Entre los soldados de la clase 54’ estaban Félix Vicentela, Luis Mazuecos, Oscar Tejada y Ricardo Aragón, quienes ingresaron al Servicio Militar Obligatorio a principios de 1975 y, un mes después, con poca experiencia en el uso de armas y en conflictos armados, fueron enviados a Tucumán para combatir a los grupos revolucionarios que estaban arraigados en el monte. “Nuestra cotidianeidad cambió de un día para otro, nos vimos obligados a dejar toda la comodidad y el amor que nos brindaba nuestro hogar”, relató Aragón.
Al rememorar la violencia de los años 70’ en el país, los excombatientes recordaron que, un día antes de subir al tren y partir al Norte, los revolucionarios establecidos en San Juan intentaron derribar el Puente de Alto de Sierra. En aquel lugar, encontraron 1,5 kg de Trotyl o TNT, que fue denunciado por los vecinos y, finalmente, desactivado por la policía. “Si lo hacían volar, iba a morir la gente que venía de Mendoza y los que íbamos hacia allá”, recordó Mazuecos.
El inicio y final de la Operación Independencia
El 9 de febrero comenzaron los intentos por extraer a las facciones rebeldes del monte tucumano que, según los excombatientes, tenían el objetivo de declarar a la provincia como zona liberada. Al llegar, el fin del ejército era realizar rastrillajes en la zona, pero el desafío fue mucho mayor. “Ellos tenían un ejército experimentado, eran locales en ese territorio”, aseguró Aragón. Y es que, para los antiguos soldados, la idea de los guerrilleros era simular lo que sucedía en la guerra de Vietnam, que era buscar un lugar que les favorezca topográficamente y hacerlo propio. Esto hicieron, montaron algo semejante en Tucumán y, según los exmilitares, con la intención de dividir el país en dos, como sucede en Colombia.
La sangrienta guerra duró hasta los últimos meses de 1977 y se estima que las organizaciones guerrilleras sufrieron 160 bajas, mientras que, el ejército, alrededor de 60. Sin embargo, estos números no son oficiales. “No fueron tantos muertos del lado de ellos como se ha enseñado en la historia. Y esos muertos tampoco eran inocentes”, declaró Mazuecos.
Una anécdota que recordará toda su vida
El 8 de noviembre de 1975 se produjo un enfrentamiento que tuvo como protagonista a Félix Vicentela. En la mañana, el veterano de guerra estaba de guardia junto a dos comprovincianos, el cabo primero Méndez y el soldado Pérez, cuando fueron emboscados por organizaciones rebeldes que los atacaron con disparos. La disputa duró unos minutos y, cuando finalizó, Vicentela pudo apreciar que Méndez había sido baleado en el torso, el corazón y la cabeza, algo que le produjo la muerte instantánea. Aunque lo más traumático lo viviría con el soldado Pérez, quien, por una serie de impactos, agonizó durante 20 minutos. “A ese combate no lo olvido más. Estar con un compañero que agoniza mientras se sostiene la zona herida porque se desangra y ruega por su madre, fue un momento que no voy a poder borrar”, afirmó Vicentela, visiblemente emocionado.
El excombatiente también sufrió un disparo por ese enfrentamiento, que colisionó en su cabeza y que, gracias al yelmo, sobrevivió. Fue en la zona izquierda del cráneo, que provocó que sangre y le deje una cicatriz permanente que le recuerda lo atroz que puede llegar a ser la guerra. Además, el agujero que quedó en el casco por el impacto de la bala, es sinónimo de resiliencia para el veterano de guerra, quien es considerado un símbolo de supervivencia dentro de las Fuerzas Armadas.
El después de la guerra
El conflicto armado marcó las vidas de los excombatientes: “Fuimos carne de cañón. Nunca fuimos reconocidos por la sociedad, ni por los políticos u otros militares. Tampoco aceptaron la guerra que sucedió en Tucumán”, dijo Aragón. Asimismo, Mazuecos agregó que “no fuimos reconocidos, pero sí condenados”, haciendo alusión a las sentencias de sus excamaradas en el año 2017 y 2020, cuando castigaron con cadena perpetua a varios de ellos por crímenes de lesa humanidad. “A las generaciones siguientes se les enseñó que los extremistas son buenos y los militares malos. Esto no es así”, agregó.
Sobre los guerrilleros
Para los exmilitares, las organizaciones guerrilleras no tenían razón de ser. “Era infundado su accionar, no sé qué los movía a cambiar nuestra bandera por una que no era la de Argentina”, recalcó Mazuecos. Vicentela fue más allá y tuvo un discurso más duro al respecto: “No estaban bien de la cabeza. No era patriótico lo que estaban haciendo. Matar gente, poner bombas, ¿qué es eso?”. “Plantearon una lucha armada y recibieron una respuesta adecuada de la sociedad por medio de los mecanismos institucionales. Yo solo fui un instrumento de la sociedad”, admitió Tejada.
La Guerrilla en la historia del país
La Operación Independencia en la sociedad argentina es percibida de forma ambigua y está determinada por factores morales e ideológicos. Por un lado, hay quienes sostienen que este hecho marcó el inicio del plan sistemático de desaparición de personas que se implementó a partir de 1976. Una versión que incluso fue replicada por la gestión de Alberto Fernández en una nota publicada en la página oficial del gobierno en febrero de 2022.
De parte de los excombatientes, la visión es otra: “La desaparición sistemática de personas no comenzó con esta guerra. Ya desde el 66’ se implementó como método para combatir a los movimientos revolucionarios”, declaró Tejada, quien también afirmó que “el problema es no admitir que en este país hubo una guerra, que fue interna y que, incluso, pudo llegar a una guerra civil”. Asimismo, dijo que “intentaron borrar la historia porque había intereses de grupos que querían ocupar el poder”.
Los veteranos de guerra resaltaron que ellos, como soldados, solo cumplieron órdenes, ya que la consecuencia era ser juzgados como desertores. “Nosotros fuimos convocados por un gobierno democrático que, a través de un decreto, nos pedían que eliminemos a los subversivos”, aclaró Vicentela. Ante esto, Aragón no dudó en nombrar a María Estela Martínez de Perón como la responsable del inicio del conflicto: “Fue ella que, como comandante en jefe, quiso que se arme la guerra contra la subversión”.
En esta línea, Tejada finalizó con una frase que resalta su opinión respecto a cómo trascendió la Operación Independencia en la historia de Argentina: “En toda guerra, la primera perjudicada siempre es la verdad”.