La Policía Rural detuvo a cinco personas en la margen del río San Juan que no pudieron acreditar la propiedad de tres caballos. Los animales fueron secuestrados y se solicita la colaboración de la población para su identificación.
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La Policía Rural detuvo a cinco personas en la margen del río San Juan que no pudieron acreditar la propiedad de tres caballos. Los animales fueron secuestrados y se solicita la colaboración de la población para su identificación.
La faena clandestina de caballos no solo representa una violación a las leyes sanitarias y de protección animal, sino que también expone a los consumidores a graves riesgos para la salud.
Desde la Federación Guacha de San Juan aseguran que el robo de caballos para la faena clandestina afecta profundamente la economía y la cultura de las familias rurales. Demandan penas más severas para quienes cometen estos hechos.
En productos procesados como embutidos, hamburguesas o carnes molidas, el fraude alimentario puede ocurrir con más frecuencia de lo que uno se imagina. Por eso vale aprender a identificar los productos que podrían contener mezclas de carne de caballo u otros animales, en lugar de la carne de vaca.
Desde el Senasa en San Juan, explican que no tienen injerencia directa en la faena clandestina de carne equina y tampoco en el control de los comercios que venden estos productos, dejando la responsabilidad en manos de las autoridades municipales y provinciales.
El temor de comprar carne de caballo en lugar de vaca existe y se acrecentó luego de que se diera a conocer el cementerio de caballos en Angaco. En qué se diferencia una carne de la otra.
En un país donde la carne de vaca es un emblema nacional, el caballo ocupa un lugar especial, pero no en la mesa. Descubrí las razones culturales, históricas y emocionales que explican por qué en Argentina la carne de caballo no se consume.
En la tarea de fiscalización y monitoreo que hizo personal de la Secretaría de Ambiente encontró en el lugar “una cantidad superior a 200 osamentas de caballos faenados, de las cuales cinco (5) eran de reciente actividad”.
Algunos son de vieja data y otros, recién faenados. Las patas, costillas y cabezas están desperdigados en un campo de casi una hectárea en Angaco, San Juan. Los vecinos de la zona lo llaman "El cementerio de caballos".