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Política > Voto en familia

La tradición de los Sánchez Peralta y la logística para ir todos juntos a las urnas

"Mayormente sí": la familia Sánchez Peralta revela su método de organización por mensaje para congregarse en las escuelas. Por otro lado, un ritual que otra familia lleva a cabo a pesar de que "cada uno vota diferente".

POR REDACCIÓN

Hace 9 horas
Unidos por el deber cívico: la experiencia de votar en clan. Foto DIARIO HUARPE. 

Mientras que para muchos el voto es una obligación individual, para otras familias es un ritual colectivo. Las jornadas electorales se convierten así en eventos sociales coordinados que reúnen a parientes y allegados, demostrando que el deber cívico también puede ser una tradición familiar.

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Este es el caso de un grupo de votantes, que incluye a la mamá, la hija, la concuñada, la cuñada y el esposo/esposa, quienes confirmaron a DIARIO HUARPE que la costumbre es ir "todos juntos" a emitir su sufragio. La familia, identificada con los apellidos Sánchez Sánchez y Sánchez Peralta, señaló que la elección de votar en grupo es algo que hacen "mayormente sí".

Coordinación y logística familiar

Para concretar esta salida masiva, la organización es clave. Los integrantes de la familia se "congregaron" previamente y se pusieron "de acuerdo" mediante mensajes para coordinar el "preparativo anterior al evento". Esta planificación incluye la asignación de la mesa, ya que, según indicaron, "casi todos" votan en la misma mesa.

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Sin embargo, el proceso no es simple, especialmente cuando los lugares de votación varían. Uno de los miembros explicó que, dado que vota en una escuela diferente, el grupo debe ponerse de acuerdo para ir primero a una y luego a la otra.

Para otra familia el desafío logístico es manejar los tiempos matutinos, especialmente con los más chicos. Si bien es necesario esperar que los niños se levanten, la familia aseguró que los levantan intencionalmente, ya que "si no duermen hasta tarde".

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Con el futuro votante presente

La experiencia de ir a votar juntos incluye también a las generaciones que aún no tienen edad para sufragar. Un niño de siete años acompañó a sus padres, y al ser consultado, confirmó que le gusta venir a la escuela a votar con su familia. Los progenitores señalaron a este medio el largo camino que le falta para poder votar, pero celebraron que disfrute acompañarlos.

A pesar de la unidad en el acto de ir a la urna, el grupo destacó que esta tradición no implica necesariamente una unidad ideológica. Al ser consultados sobre si se ponen de acuerdo a la hora de votar, la respuesta fue clara: "no, cada uno vota diferente".

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