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Vacuna contra herpes zóster podría prevenir y ralentizar la demencia en mayores de 60 años
Un estudio de la Universidad de Stanford analizó más de 280 mil historias clínicas y encontró que la vacunación reduce el riesgo y la progresión de la demencia en adultos mayores.
POR REDACCIÓN
Un estudio liderado por científicos del Centro Médico de la Universidad de Stanford reveló que la vacuna contra el herpes zóster puede prevenir y ralentizar la demencia en personas mayores de 60 años. La investigación se basó en el análisis de más de 280 mil historias clínicas de adultos entre 71 y 88 años en Gales, donde se implementó una política de vacunación particular que facilitó aislar el efecto de la vacuna sobre esta enfermedad neurodegenerativa.
El programa de vacunación comenzó el 1 de septiembre de 2013 y solo fue accesible para quienes tenían 79 años en esa fecha, mientras que quienes ya habían cumplido 80 quedaron excluidos permanentemente. Esta diferencia mínima de edad permitió comparar dos grupos muy similares, salvo por la vacunación, lo que según el doctor Pascal Geldsetzer, investigador principal, creó un “grupo de control” y un “grupo de intervención” prácticamente idénticos. Geldsetzer explicó: “Sabemos que si se toma al azar a mil personas nacidas en una semana y a mil personas nacidas al azar una semana después, no debería haber ninguna diferencia en promedio entre ellas”.
El seguimiento durante siete años mostró que quienes recibieron la vacuna presentaron un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los no vacunados. Esta reducción se mantuvo constante tras analizar distintos factores como la edad o las causas de muerte vinculadas a la demencia. Además, no se observaron diferencias significativas en otros aspectos de salud o tratamientos preventivos entre ambos grupos.
Un estudio complementario publicado en la revista Cell evidenció que la vacuna también beneficia a personas ya diagnosticadas con demencia, al ralentizar la evolución de la enfermedad y disminuir la mortalidad asociada. De un total de 7.049 adultos mayores con demencia al inicio del programa, casi la mitad falleció por esta causa durante el seguimiento, pero solo alrededor del 30% de quienes fueron vacunados murió por demencia.
La investigación sugiere que la vacunación actúa a lo largo de todo el curso clínico de la demencia, reduciendo además los diagnósticos de deterioro cognitivo leve. Se observó también que la protección fue más marcada en mujeres, posiblemente debido a diferencias inmunológicas o en la evolución de la enfermedad. Geldsetzer indicó que “las mujeres suelen mostrar una mayor respuesta de anticuerpos a la vacunación y que el herpes zóster es más frecuente en mujeres”.
Aún no se ha establecido con certeza si esta protección se debe a una estimulación general del sistema inmunológico, a la reducción de las reactivaciones del virus varicela-zóster, o a otros mecanismos. Tampoco se sabe si la versión más reciente de la vacuna, basada en proteínas virales y con mayor eficacia para prevenir el herpes zóster, podría ofrecer un impacto similar o superior en la prevención de la demencia.
El equipo replicó estos resultados en otros países como Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, donde se aplicaron programas de vacunación similares, y se detectó una fuerte señal protectora contra la demencia en múltiples conjuntos de datos. Por ello, Geldsetzer considera que estos hallazgos justifican la realización de un ensayo controlado aleatorizado a gran escala para confirmar la relación causal, y está buscando financiación filantrópica para dicho proyecto.
La vacuna utilizada en el estudio fue la de virus vivos atenuados, que ha perdido patente, y cuyos efectos protectores comienzan a manifestarse aproximadamente un año y medio después de la inmunización. El estudio concluye que esta vacuna previene o retrasa el deterioro cognitivo leve y la demencia, además de ralentizar la progresión en quienes ya tienen la enfermedad.
La demencia representa una de las principales causas de discapacidad y dependencia en adultos mayores a nivel mundial. En 2021, más de 57 millones de personas vivían con esta condición, y se proyecta que para 2050 la cifra alcanzará los 139 millones.
El herpes zóster, conocido popularmente como culebrilla, es causado por la reactivación del virus varicela-zóster, que permanece latente tras la varicela infantil. Afecta hasta a un tercio de los adultos y su frecuencia aumenta con la edad, especialmente después de los 50 años. Investigaciones previas han vinculado múltiples episodios de herpes zóster con un mayor riesgo de desarrollar demencia, posiblemente debido a respuestas inflamatorias que dañan áreas cerebrales clave para la memoria y la función cognitiva.
Patrick Schwab, director senior de inteligencia artificial en GSK y coautor del estudio, destacó que aunque la demencia tiene múltiples determinantes, “reducir la recurrencia viral en la vida adulta —y evitar múltiples reactivaciones— puede convertirse en una estrategia concreta para bajar el riesgo”.
Estudios adicionales han confirmado que las infecciones herpéticas sintomáticas se asocian con una disminución acelerada del volumen de sustancia blanca cerebral, sobre todo en el lóbulo temporal, y con una reducción gradual de la capacidad de atención. En conjunto, la evidencia apunta a que la vacunación contra el herpes zóster no solo previene brotes, sino que también reduce significativamente el riesgo y la progresión de la demencia.