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Bolsonaro admitió que intentó quemar su tobillera electrónica por un episodio de paranoia medicamentosa
El ex presidente brasileño explicó ante la justicia que la manipulación del dispositivo fue producto de un estado alterado por medicamentos y negó cualquier intento de fuga.
POR REDACCIÓN
Jair Bolsonaro, ex mandatario de Brasil, reconoció durante una audiencia judicial que intentó manipular la tobillera electrónica que debía llevar como medida cautelar. Según explicó, su accionar fue consecuencia de un “episodio de alucinación” y “paranoia” provocado por la combinación de medicamentos que estaba tomando, y negó que se tratara de un intento de fuga.
El incidente ocurrió cerca de la medianoche en su domicilio, donde se encontraba acompañado por su hija, su hermano y un asesor, aunque manipuló la tobillera sin ayuda de ellos. Bolsonaro sospechaba que el dispositivo tenía un sistema de escucha y trató de abrirlo con un soldador, habilidad que atribuyó a conocimientos técnicos adquiridos en años anteriores. Sin embargo, desistió rápidamente cuando “recuperó la razón”.
El ex presidente aclaró que esta alteración nunca antes se había presentado y que llevaba pocos días con la medicación que incluía pregabalina y sertralina, recetados por distintos médicos. Tras percatarse del error, se comunicó con los agentes encargados del monitoreo para informar lo sucedido. Insistió en que no cortó ni retiró la tobillera y que no hubo intención de evadir la prisión domiciliaria.
La jueza Luciana Sorrentino confirmó que la prisión preventiva de Bolsonaro seguirá vigente, argumentando que los procedimientos policiales se ajustaron a la ley y que el ex presidente no denunció irregularidades ni abusos de autoridad. La audiencia se centró en verificar la legalidad del arresto y el respeto a los derechos fundamentales, sin entrar en el análisis del fondo del caso.
Bolsonaro fue detenido preventivamente por orden del ministro Alexandre de Moraes, quien justificó la medida en la necesidad de preservar el orden público. La decisión estuvo basada en el riesgo que representaba una vigilia convocada por el senador Flávio Bolsonaro, que podría generar aglomeraciones dificultando la supervisión policial y facilitar una posible fuga. Según Moraes, existía la intención de manipular la tobillera “para garantizar el éxito en la huida, facilitada por la confusión causada durante la manifestación”.
Durante la audiencia, Bolsonaro reiteró que no contó con ayuda de las personas presentes en su casa al momento de manipular la tobillera y atribuyó su conducta a un estado de ansiedad derivado del uso de pregabalina y sertralina. Expresó que esa condición le generó una sensación de persecución y la impresión de que el sistema de monitoreo funcionaba como una “escucha”.
Este lunes, la Primera Turma del Supremo Tribunal Federal evaluará si ratifica o revoca la prisión preventiva de Bolsonaro. La audiencia se realizará sin la participación del ministro Moraes, autor de la orden inicial. La defensa del ex presidente y de otros seis aliados condenados por la intentona golpista de enero tiene plazo hasta el final del día para presentar apelaciones contra las sentencias.
Si la condena de 27 años y tres meses queda firme tras los recursos, Bolsonaro deberá cumplir prisión en régimen cerrado, enlazando la preventiva con la condena definitiva, conforme a las normas penales brasileñas. La decisión sobre la continuidad de la detención y el futuro del caso recaerá en el Supremo Tribunal Federal, que evaluará si los argumentos de seguridad presentados justifican mantener la prisión hasta la conclusión del proceso.