Provinciales
Descubrieron en Calingasta tres especies de aves prehistóricas
El hallazgo de tres aves fósiles en el Valle de Calingasta revela un ecosistema acuático desaparecido hace siete millones de años y permite reflexionar sobre el impacto de los cambios climáticos.
En el árido y ventoso Valle de Calingasta, al oeste de San Juan, un equipo de paleontólogos argentinos realizó un hallazgo que permite mirar siete millones de años hacia el pasado: tres nuevas especies de aves fósiles que habitaban un antiguo sistema de lagunas durante el Mioceno tardío. El descubrimiento no solo enriquece el conocimiento sobre la fauna prehistórica de Argentina, sino que ofrece claves sobre cómo los cambios climáticos transforman los ecosistemas.
El trabajo fue realizado por investigadores del Conicet pertenecientes al Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, la Fundación Félix de Azara y la Universidad Nacional de San Juan. Las campañas estuvieron encabezadas por el sanjuanino Víctor Contreras en la zona de Puchuzum. Entre los coautores del estudio, publicado en la revista Historical Biology, se destacan Gerardo Álvarez Herrera, Sebastián Rozadilla y Federico Agnolin.
“Este hallazgo es valioso por partida doble: porque casi no existen registros fósiles de aves de esa época en esta región y porque nos permite reconstruir un ecosistema hoy completamente desaparecido”, señaló Agnolin en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
Hace millones de años, Calingasta era una llanura húmeda con lagunas que aparecían y se desvanecían con los ciclos climáticos. En esas orillas convivían patos, flamencos, gallaretas, garzas, macáes y avocetas, junto a gliptodontes, grandes herbívoros y carnívoros extintos. La fauna tenía un aspecto sorprendentemente moderno, semejante a la que hoy habita cuerpos de agua en regiones áridas del oeste argentino.
Sin embargo, con el correr del tiempo, las condiciones ambientales cambiaron drásticamente. El clima se volvió más seco, las lagunas desaparecieron y el entorno fue colonizado por pastizales. Las aves acuáticas, dependientes del agua, no lograron sobrevivir a esta transformación.
Los fósiles permitieron describir tres especies completamente nuevas para la ciencia. La primera, Hunucornis huayanen, fue un pequeño macá buceador, parecido a un pato, pero especializado en la vida subacuática. Su nombre combina “Hunuc”, deidad protectora de los animales según la cosmogonía Huarpe, con un término que hace referencia al pueblo de Huayán.
La segunda, Zqueheanas hebe, era un pato emparentado con los actuales cauquenes. Su nombre homenajea a Hebe de Bonafini, histórica referente de los derechos humanos en Argentina. Esta especie habitaba aguas poco profundas, en grupos familiares.
La tercera, Palaelodus haroldocontii, es una pariente extinta de los flamencos modernos. Tenía un pico delgado y puntiagudo, lo que sugiere una dieta basada en insectos y moluscos. Su nombre honra al escritor Haroldo Conti, desaparecido durante la última dictadura cívico-militar.
Una ventana al pasado que interpela al presente
Más allá del valor paleontológico, el hallazgo ofrece un espejo del pasado para reflexionar sobre el presente. “Esta fauna aparece justo antes de un gran cambio climático. Analizar su desaparición puede ayudarnos a entender cómo podrían responder las comunidades actuales frente a escenarios de aridez creciente”, adviertió Agnolin.