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Seis errores comunes al inflar neumáticos que afectan seguridad y rendimiento del auto
Especialistas en seguridad vial advierten sobre prácticas habituales que perjudican la presión correcta de los neumáticos, clave para evitar accidentes y optimizar el consumo de combustible tanto en ciudad como en ruta.
POR REDACCIÓN
La presión adecuada de los neumáticos es un factor crucial para la seguridad vial, el consumo eficiente de combustible y la durabilidad del vehículo, según coinciden expertos en seguridad vial. Aunque a menudo se subestima, un control correcto puede prevenir accidentes y optimizar el rendimiento tanto en trayectos urbanos como en viajes largos por carretera.
El valor ideal de presión no es universal y varía según el modelo, peso y carga del vehículo. Los manuales y etiquetas ubicados en lugares como la puerta del conductor, la guantera o la tapa del tanque de combustible indican las cifras recomendadas para cada auto. Utilizar datos genéricos o no oficiales puede generar riesgos innecesarios.
Una encuesta reciente mostró que solo tres de cada diez conductores saben dónde consultar estos valores o cuándo es momento de cambiar neumáticos desgastados, lo que refleja una falta de información que conduce a errores habituales en el mantenimiento.
Además, la unidad de medida varía según el país: en Argentina y la mayoría de América Latina se usan bar o kg/cm², mientras que en Estados Unidos se emplea psi (libras por pulgada cuadrada). Para convertir, 1 bar equivale a 14,50 psi, por lo que conocer la unidad correcta es esencial para evitar errores al medir la presión.
Para quienes planean viajes por ruta, los especialistas recomiendan aumentar la presión entre 0,2 y 0,3 kg/cm² respecto a la presión habitual en ciudad, especialmente si el vehículo lleva pasajeros y equipaje. Esta práctica mejora la estabilidad y reduce la deformación causada por el calor durante recorridos prolongados a velocidades mayores.
Un ejemplo práctico indica que si el manual recomienda 2,2 kg/cm² para uso urbano, para viajes largos conviene subir a 2,4 o 2,5 kg/cm². Este ajuste ayuda a mantener el control en maniobras de emergencia o frenadas repentinas.
La medición de la presión también debe realizarse con los neumáticos fríos, antes de iniciar la marcha o tras haber recorrido solo una distancia mínima. Los técnicos advierten que medir luego de circular varias cuadras eleva el valor por el calor, lo que puede inducir a un inflado incorrecto.
Se recomienda usar manómetros propios en lugar de depender exclusivamente de los infladores en estaciones de servicio, que a menudo están descalibrados y pueden arrojar lecturas erróneas.
Los seis errores más comunes al inflar neumáticos son:
- No ajustar la presión según la carga y tipo de trayecto (ciudad o ruta), lo que puede afectar la estabilidad y el desgaste.
- No revisar la presión tras cambios bruscos de temperatura, que alteran el nivel de aire.
- Circular con presión baja, lo que acelera el desgaste, aumenta el riesgo de reventones y eleva el consumo de combustible.
- Inflar por encima del valor recomendado, provocando desgaste central acelerado y menor área de apoyo.
- Realizar mediciones solo antes de viajes largos y no periódicamente, perdiendo la oportunidad de detectar pérdidas lentas de aire.
- No controlar la rueda de auxilio junto con las principales, lo que puede generar contratiempos en zonas alejadas.
En caso de medir la presión con neumáticos calientes y no poder esperar, algunos técnicos sugieren sumar 0,2 kg/cm² al valor detectado para compensar la alteración por temperatura y evitar un inflado insuficiente.
Finalmente, prolongar la vida útil de las cubiertas depende también de evitar reparaciones improvisadas y cambiar los neumáticos según el desgaste visible y el kilometraje recomendado, siempre siguiendo las indicaciones oficiales.
El control adecuado de la presión de los neumáticos es fundamental para una conducción segura y eficiente, por lo que conocer y aplicar las recomendaciones del fabricante, junto con la medición regular con instrumentos confiables, contribuye a reducir riesgos y mejorar el desempeño del vehículo.