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Cómo actuar ante una picadura de avispa y cuándo requiere atención médica urgente
Las picaduras de avispa suelen causar molestias locales, pero en ciertos casos pueden desencadenar reacciones graves que demandan asistencia inmediata. Conocer los síntomas y el tratamiento es fundamental para evitar complicaciones.
POR REDACCIÓN
Las avispas son insectos comunes que forman parte del ecosistema, especialmente durante las épocas cálidas cuando la actividad al aire libre aumenta. Aunque cumplen un papel importante en el control de plagas y la polinización, su picadura puede generar desde molestias leves hasta reacciones severas que requieren atención médica urgente.
La picadura se produce cuando la avispa utiliza su aguijón para defenderse o atacar, inyectando un veneno compuesto por sustancias irritantes y farmacológicas. A diferencia de las abejas, las avispas no pierden el aguijón tras picar, lo que les permite repetir la acción varias veces. En personas sin alergias, la reacción suele limitarse a la zona afectada, causando dolor intenso, enrojecimiento, hinchazón y picazón que suele remitir en horas o días.
La doctora Jenny Dávalos Marín, coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, explicó que las picaduras de himenópteros son frecuentes y, en general, benignas, pero en algunas ocasiones pueden desencadenar reacciones alérgicas cutáneas o sistémicas graves, incluso mortales. Por ello, es esencial reconocer cuándo el cuadro supera lo habitual.
Las manifestaciones leves incluyen una roncha o pápula caliente, inflamada, con picor y dolor localizado que ceden en pocas horas. También pueden acompañarse de síntomas generales leves como náuseas o aceleración del ritmo cardíaco. Sin embargo, signos como inflamación de labios, lengua o garganta, urticaria generalizada, dificultad para respirar, mareos o pérdida de conciencia indican una emergencia médica que requiere atención inmediata.
Cómo tratar una picadura de avispa
El primer paso es lavar la zona afectada con agua y jabón para prevenir infecciones y eliminar restos de veneno. Aplicar frío local con hielo o compresas ayuda a reducir inflamación, dolor y picazón. En casos leves, los antihistamínicos orales y cremas con corticoides pueden aliviar los síntomas. Es recomendable mantener reposo en la zona, evitar prendas ajustadas y vigilar la evolución. Ante signos de infección como enrojecimiento progresivo o secreción, se debe consultar al médico.
Las personas con antecedentes alérgicos deben portar medicación de emergencia y buscar atención sanitaria sin demora ante cualquier síntoma sospechoso.
Anafilaxia: la reacción más grave
La anafilaxia es una reacción alérgica generalizada que puede presentarse tras una sola picadura en personas sensibilizadas. Se caracteriza por dificultad respiratoria, caída de la presión arterial, edema de vías aéreas, urticaria extensa, mareos y pérdida de conciencia. La administración inmediata de adrenalina es vital, seguida de atención hospitalaria para evitar complicaciones o recaídas.
El riesgo de repetir una reacción sistémica aumenta con la gravedad del episodio previo, especialmente en adultos. En estos casos, la vigilancia médica continua es fundamental.
Un aspecto importante es que, a diferencia de las abejas, que dejan el aguijón clavado, las avispas pueden picar varias veces, aumentando la cantidad de veneno inyectado y el riesgo de toxicidad, especialmente con picaduras múltiples.
Factores que aumentan la gravedad
La localización de la picadura influye en la gravedad del cuadro. Las picaduras en cuello, garganta o faringe pueden causar edema con compromiso respiratorio, mientras que en la zona ocular existe riesgo de lesiones corneales y alteraciones visuales. Por otro lado, las picaduras múltiples pueden provocar efectos tóxicos que afectan órganos como riñones, hígado o sistema nervioso, siendo los niños más vulnerables por su menor umbral de toxicidad.
Comprender estos riesgos y saber cuándo buscar ayuda permite convivir con las avispas de manera segura, valorando su rol en la naturaleza pero actuando con rapidez ante una picadura que se complique.