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Fuerte olor en el Gran San Luis: vecinos afectados por la contaminación ambiental
El hedor proveniente de un feedlot en Donovan afecta a la ciudad y zonas aledañas. A pesar de promesas oficiales, el problema persiste y genera preocupación en la comunidad.
POR REDACCIÓN
Desde hace tiempo, los habitantes del Gran San Luis enfrentan un problema recurrente: un fuerte olor nauseabundo que impregna la ciudad y sus alrededores. La fuente de esta molestia ambiental es el feedlot "La Nelly", ubicado en Donovan, cuyo impacto se intensifica con los vientos del sur, generando una situación difícil de sobrellevar para los vecinos.
La contaminación del aire por los desechos de la hacienda ha sido motivo de numerosas quejas. El olor, descrito como similar al de un chiquero, afecta no solo a la capital provincial, sino también a localidades cercanas como Juana Koslay, Potrero de Los Funes y La Punta. A pesar de las reiteradas denuncias, las soluciones concretas aún no llegan.
En noviembre de 2024, la Secretaría de Ambiente y el SENASA ordenaron la suspensión del ingreso de animales al establecimiento, con el objetivo de mitigar el impacto ambiental. Sin embargo, los vecinos aseguran que la medida no ha cambiado la situación y que el problema sigue presente en la vida cotidiana.
En enero, la empresa propietaria del feedlot se comprometió a implementar acciones de saneamiento, incluyendo la limpieza de corrales, la construcción de una nueva pileta de efluentes y la canalización adecuada de residuos. Además, en septiembre, investigadores de la Universidad Nacional de San Luis propusieron soluciones técnicas para reducir los olores, identificando los compuestos de azufre y nitrógeno como los principales responsables de la pestilencia.
El año pasado, vecinos y organizaciones ambientalistas presentaron un reclamo formal al secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Federico Cacace, solicitando una intervención urgente. En respuesta, el gobierno provincial anunció el "Plan Integral de Remediación", que incluía monitoreos y medidas correctivas. Sin embargo, el impacto de estas iniciativas aún no se ha reflejado en mejoras perceptibles para la población.
En los últimos días, el mal olor volvió a intensificarse, afectando la vida cotidiana de los vecinos, quienes, incluso con sus viviendas cerradas, no pueden evitar la molestia. La situación genera preocupación y exasperación, mientras se espera que las autoridades tomen medidas efectivas para resolver el problema de manera definitiva.