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Naveed Akram, uno de los atacantes en el tiroteo que dejó 12 muertos en una fiesta judía en Australia

La policía identificó a Naveed Akram, un joven de 24 años de origen pakistaní, como uno de los responsables del ataque terrorista en Bondi Beach, Sidney, que causó la muerte de al menos 12 personas durante una celebración judía.

POR REDACCIÓN

Hace 8 horas
Uno de los atacantes fue identificado como Naveed Akram, un joven de 24 años de edad. Foto: Gentileza

La conmoción persiste en Australia luego del ataque a tiros ocurrido en Bondi Beach, Sidney, durante una fiesta judía que dejó al menos 12 personas muertas y varios heridos. Las autoridades locales confirmaron que el incidente fue un acto terrorista y revelaron que los agresores eran padre e hijo.

Uno de los atacantes fue identificado como Naveed Akram, un joven de 24 años de edad, de origen pakistaní y musulmán, nacido en Lahore. La información fue confirmada por un oficial de la policía local, mientras que el padre, de 50 años, murió abatido tras el ataque.

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La policía, a través de su vocera, aclaró que solo hubo dos agresores y que no se buscan más sospechosos relacionados con el hecho. El comisionado de la policía de Nueva Gales del Sur, Mal Lanyon, pidió prudencia frente a las especulaciones en redes sociales y afirmó: “Este no es momento de represalias, es momento de permitir que la policía cumpla con su deber”.

Además, Lanyon destacó que el sospechoso “no tenía antecedentes policiales ni era alguien que estuviéramos investigando”, lo que añade complejidad a la investigación en curso.

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El ataque se produjo en una zona concurrida donde se celebraba la festividad de Janucá, una de las fechas más importantes del calendario judío, generando pánico entre los presentes aunque sin víctimas fatales adicionales al momento.

Las autoridades tratan el caso como un acto de odio vinculado a la creciente violencia antisemita que afecta a distintas regiones del mundo. El detenido está a disposición de la Justicia y se evalúan sus antecedentes y posibles conexiones con grupos extremistas.

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Desde el gobierno australiano y líderes comunitarios condenaron el atentado y se comprometieron a reforzar la seguridad en eventos religiosos y espacios públicos. Voceros oficiales señalaron: “No hay lugar para el odio ni la violencia en nuestra sociedad”.

La investigación continúa bajo estricta reserva mientras se busca reconstruir las motivaciones y vínculos que originaron este ataque que ha generado una profunda alarma social y política en Australia y en la comunidad internacional.

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