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Javier Milei y J.P. Morgan lanzan un "Plan Brady" con fondos multilaterales
El Presidente y el principal banco de EEUU buscarán intervenir en el mercado secundario para recomprar deuda. Las similitudes y diferencias con la experiencia de fines de los 80 y principios de los 90.
POR REDACCIÓN
Bajo sordina, el Gobierno dio este lunes un paso hacia la reestructuración financiera al anunciar formalmente la designación de J.P. Morgan Chase como banco estructurador de una operación de recompra de bonos soberanos en el mercado secundario. La misma será financiada con préstamos de organismos multilaterales.
El Ministerio de Economía detalló que esta maniobra busca extender vencimientos clave y reducir la presión sobre las reservas netas. De esa forma, se alinea con los compromisos del acuerdo con el FMI y, en opinión del Gobierno, podría reabrir la puerta a un retorno gradual a los mercados internacionales.
En un mensaje en X, Pablo Quirno sostuvo: “La Secretaría de Finanzas anuncia que ha comenzado las tratativas para llevar adelante una operación de recompra de deuda soberana destinada a reducir el costo de financiamiento del país y fortalecer la inversión en educación”.
“Esta operación, comúnmente llamada ‘Deuda por Educación’, consiste en recomprar deuda soberana argentina en el mercado y reemplazarla por financiamiento a tasas más bajas gracias al apoyo de agencias y organismos multilaterales. Para su estructuración, se ha designado a JP Morgan como el banco que nos asistirá en este proceso”, detalló el funcionario.
Paralelamente, se confirmó un acuerdo cerrado por un swap cambiario de US$20.000 millones con el Tesoro de Estados Unidos, que inyectará liquidez al Banco Central (BCRA) y servirá como colchón para las compras en el secondary market, en un gesto de respaldo explícito de Washington a las reformas mileístas. Esta dupla de anuncios –la recompra inédita y el swap acordado– transforma fondos concesionados en una herramienta para rebajar el peso de la deuda.
Mientras Jamie Dimon, el todopoderoso CEO de J.P. Morgan, aterriza esta semana en Buenos Aires para una cumbre con su equipo local, el eco de esta maniobra resuena. La originalidad de esta operación radica en su -aparente- simplicidad. El Tesoro argentino y el BCRA, con reservas netas en terreno negativo y un riesgo país que ya se encuentra de nuevo en los 1.048 puntos básicos, accede a un flujo de dólares desembolsados por organismos multilaterales de crédito.
La clave del anuncio
En lugar de tener una asignación específica, estos fondos se canalizarían directamente hacia compras de deuda en el mercado secundario, donde los bonos argentinos cotizan con descuento por el escepticismo de los inversores. J.P. Morgan, una de las entidades más grandes, seleccionaría títulos elegibles, lanzaría ofertas de canje a precios negociados y ejecutaría transacciones que podrían recortar miles de millones de la deuda bruta.
De alguna forma, el Gobierno edifica una especie de "puente" entre el mundo oficial de los multilaterales –con sus condicionalidades fiscales y revisiones trimestrales– y el caótico y volátil mercado secundario, donde fondos de cobertura y bancos, como el propio J.P. Morgan, especulan.
Lo inédito no es solo la escala –potencialmente US$20.000 millones en un paquete híbrido con swap del Tesoro de EEUU y otras líneas–, sino el hecho de usar dinero "barato" multilateral para una operación de precisión que -creen en el Palacio de Hacienda- evitaría el estigma de un default explícito.
Fuente: Ámbito