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Crítica situación de la comunidad huarpe Pinkanta por escasez de agua
Víctor Barroso, líder de la comunidad huarpe Pinkanta de 25 de Mayo, alza la voz ante los gobiernos municipal, provincial y nacional para denunciar la falta de agua y, exigir las soluciones prometidas.
POR REDACCIÓN
La comunidad warpe Pinkanta, ubicada en la zona rural del departamento de 25 de Mayo, San Juan, desde hace años enfrenta una crisis hídrica que hoy ya pone en jaque su subsistencia. Víctor Barroso, representante de esta comunidad indígena, hace unos días ha publicado una carta abierta a los gobernantes y funcionarios de los gobiernos municipal, provincial y nacional, en la que denuncia la alarmante situación que viven los habitantes de la región. En ella, Barroso expone con firmeza las dificultades que enfrentan debido a la falta de agua, un problema que, según sus palabras, ya amenaza la vida diaria y el desarrollo de su pueblo.
"Nos dirigimos a ustedes para solicitar su atención sobre la falta de agua en nuestro territorio. Hace mucho tiempo que carecemos de agua potable y no tenemos acceso al agua con calidad aceptable. La situación es grave y afecta a todos los que habitamos en la zona rural de 25 de Mayo, quienes somos indígenas y comunidad", expresa Barroso en su comunicado. Según cuenta, la comunidad depende, como siempre, de los camiones cisterna que le mandan desde el municipio. Les suministran a cada familia 7.000 litros de agua cada 15 días, cantidad que resulta insuficiente para cubrir tanto las necesidades humanas, como las de los animales que crían como fuente de subsistencia.
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Es imposible vivir
La ganadería es una de las principales actividades económicas de la comunidad, pero la falta de agua dificulta su desarrollo. Barroso menciona que hoy en día tienen más de 200 cabras y caballos, pero con la cantidad de agua que reciben, es imposible mantener a los animales y a las familias.
"Con esa cantidad de agua es imposible vivir. No podemos desarrollarnos de ninguna manera", dijo el referente huarpe y luego agregó: "Creemos que hasta que se haga el acueducto prometido, nos tendrían que llevar esa cantidad de agua por semana".
Además, señala que las promesas de los gobiernos municipal y provincial de hacer pozos de agua y construir acueductos, han quedado en el aire.
"Desde hace años nos vienen prometiendo perforaciones y acueductos, pero ninguna de las obras se hace. De los pozos de agua que iban a hacer en toda la zona, solo hicieron uno bien profundo en El Encón. De ahí tendrían que traernos el agua con un acueducto, pero no lo hacen", denuncia Barroso.
El problema del agua no solo afecta a la Comunidad Huarpe Pinkanta, sino también a otras familias puesteras de la región, como las de Las Trancas y Punta del Médano.
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Sospechas e intereses
A pesar de que la fuente de agua más cercana se encuentra en el casco urbano de El Encón, a apenas 8 kilómetros de distancia, los habitantes aún dependen de los camiones cisterna, lo que ha generado descontento y sospechas de que existe un interés económico detrás del negocio de la distribución de agua.
"Acá todos suponemos que no hacen el acueducto porque se les acaba el negocio del traslado de agua. Nos han dicho que el presupuesto mensual es de más de 1 millón de pesos y si querés pedir una tancada extra de agua te cobran 50 mil pesos", comenta indignado el líder huarpe.
La falta de agua afecta a las actividades productivas, a la calidad de vida de las familias y al entono ambiental. Los recursos naturales de los que tradicionalmente dependían los de la comunidad, como el río y los frutos de la flora autóctona, se han visto gravemente disminuidos. "Hoy nuestros frutos, como el algarrobo, el chañar y el junquillo, se recolectan para vender y mantener a nuestras familias, pero cada vez hay menos, así no podemos vivir", lamenta Barroso.
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Dejando en claro
La comunidad ha enviado su pedido a los medios de comunicación de San Juan con la esperanza de que su situación sea visibilizada y atendida por las autoridades. "El pedido lo hacemos con mucho respeto, sin señalamientos ni buscando culpables de nuestra situación, aunque los haya. Pero es tan grande la necesidad que solo esperamos una respuesta y solución definitiva a nuestra problemática", concluyó Barroso, dejando en claro que su lucha por el derecho al agua seguirá hasta obtener una solución permanente.
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El acceso al agua es un derecho humano consagrado en la Constitución Argentina, y para la Comunidad warpe Pinkanta, ese derecho ha sido vulnerado durante demasiado tiempo. "Nos han catalogado como animales, no como seres humanos, y nos niegan nuestros derechos. Somos persistentes y existentes, y seguiremos luchando por nuestros derechos", asegura Barroso, reafirmando la determinación de su comunidad de no rendirse hasta que se tomen medidas concretas para resolver esta grave crisis hídrica.