Política > Septiembre de 1955
A 70 años del golpe que derrocó a Perón e inició la "Revolución Libertadora"
El 16 de septiembre de 1955 comenzó el levantamiento militar que derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, forzando su exilio por 18 años. A 70 años de aquel quiebre institucional, se recuerdan los bombardeos a civiles, la proscripción política y el legado de inestabilidad que marcó a las décadas siguientes.
POR REDACCIÓN
El 16 de septiembre de 1955 marcó el inicio del levantamiento militar que derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón, dando comienzo a un exilio forzado que se prolongaría por casi dieciocho años. Este evento no solo culminó un período de alta tensión política y violencia, sino que también sentó un precedente para las interrupciones militares a la democracia que caracterizarían las décadas siguientes en Argentina.
El año 1955 había comenzado en un clima de aparente calma, sin embargo, la controversia se reavivó con un drástico giro en la política económica: el proyecto de conceder extensos territorios en Santa Cruz a la empresa estadounidense Standard Oil para la explotación petrolera. Esta decisión, justificada como necesaria para atraer inversiones, fue calificada por la oposición como un acto de vasallaje.
La crisis escaló hasta alcanzar uno de los episodios más trágicos de la historia nacional. El 16 de junio de 1955, aviadores de la Marina sublevados bombardearon la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, causando más de trescientas muertes entre la población civil. Este acto fue seguido por la quema de iglesias en represalia, demostrando el nivel de violencia alcanzado y quebrando toda posibilidad de reconciliación.
Ante este escenario, el gobierno intentó una estrategia de pacificación que incluyó cambios en el gabinete y gestos de apertura. No obstante, el punto de no retorno llegó el 31 de agosto, cuando Perón pronunció un discurso desde el balcón de la Casa Rosada amenazando a la oposición con la frase: "Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos".
Para entonces, la conspiración militar ya estaba en marcha. El 16 de septiembre, bajo el liderazgo del general Eduardo Lonardi y el almirante Isaac Rojas, se inició formalmente la sublevación con el lema "Cristo Vence". La revolución se extendió rápidamente por unidades militares en Córdoba, Corrientes y las bases navales de Puerto Belgrano y Río Santiago.
El 18 de septiembre, la Escuadra de Mar al mando de Rojas llegó a la altura de Pontón Escalada y emitió un ultimátum: si Perón no renunciaba, bombardearían la ciudad de Buenos Aires y la destilería de La Plata. Para demostrar su determinación, ordenó el bombardeo de la destilería de Mar del Plata, destruyéndola completamente.
Ante la inminencia de un nuevo baño de sangre, y con el antecedente de los bombardeos de junio aún fresco, Perón presentó su renuncia. La madrugada del 20 de septiembre, luego de entregar una nota ambigua interpretada como dimisión por los altos mandos militares, abandonó la residencia presidencial y buscó asilo político en la embajada de Paraguay. Poco después partió hacia el exilio a bordo de la cañonera Paraguay.
El gobierno de facto resultante, autodenominado "Revolución Libertadora", implementó medidas drásticas que transformaron el panorama político e institucional del país. Disolvió el Congreso Nacional y el Partido Peronista, intervino los gobiernos provinciales, la CGT y las universidades, y cesanteó a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. En el ámbito económico, devolvió los depósitos bancarios a la banca privada, ingresó al Fondo Monetario Internacional, congeló salarios, devaluó la moneda nacional y liquidó el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI).
El nuevo régimen también implementó una persecución sistemática contra la simbología y la memoria peronista. Mediante el decreto ley 4161/56, prohibió mencionar los nombres de Perón y Evita, utilizar sus imágenes, hacer referencia al "peronismo" o "justicialismo", y cantar la marcha peronista. Encarceló a legisladores que habían aprobado los Planes Quinquenales acusándolos de "traición a la Patria", fusiló a 31 civiles y militares que participaron en el intento de rebelión del general Juan José Valle en 1956, y secuestró el cuerpo de Eva Perón, haciendo desaparecer sus restos durante más de una década.