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Mundo > Bloqueo petrolero

EEUU interceptó un tercer buque cerca de la costa venezolana

La acción se suma a dos incautaciones recientes en el Caribe, en el marco de una campaña para bloquear el comercio ilegal de crudo venezolano y presionar al régimen de Nicolás Maduro.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Estas operaciones han generado controversias sobre su legalidad y han intensificado la disputa política entre Washington y Caracas. Foto: Gentileza

Estados Unidos llevó a cabo este domingo la interceptación de un tercer buque en aguas internacionales próximas a la costa venezolana, intensificando así su estrategia para impedir el comercio ilegal de petróleo sancionado proveniente de Venezuela. Esta nueva operación se produjo pocas horas después de la captura de un segundo petrolero en el mar Caribe.

Las autoridades estadounidenses no han divulgado detalles específicos sobre el nombre o la ubicación exacta del último barco interceptado. Sin embargo, fuentes informativas indican que podría tratarse del petrolero Bella 1, registrado bajo bandera panameña y sancionado por Estados Unidos.

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Estas confiscaciones se producen días después de que el expresidente Donald Trump anunciara un “bloqueo” total a los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, reforzando así la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.

El sábado, la Guardia Costera de Estados Unidos, con apoyo del Departamento de Defensa, interceptó un segundo petrolero frente a las costas venezolanas antes del amanecer del 20 de diciembre. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, difundió un video en redes sociales donde se observa un helicóptero sobrevolando la cubierta de un gran petrolero, y afirmó: “Estados Unidos continuará persiguiendo el movimiento ilícito de petróleo sancionado que se utiliza para financiar el narcoterrorismo en la región. Los encontraremos y los detendremos”.

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El régimen venezolano calificó esta segunda incautación como un “robo y secuestro” y denunció la “desaparición forzada” de la tripulación. Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno chavista, advirtió en un comunicado que los responsables enfrentarán consecuencias judiciales.

Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional identificó al segundo buque como el Centuries, un petrolero de propiedad china con bandera panameña que habría cargado 1,8 millones de barriles de crudo en un puerto venezolano antes de ser escoltado fuera de la zona económica exclusiva el 18 de diciembre. No obstante, una revisión independiente señaló que este buque no aparece en la lista oficial de sancionados del Departamento del Tesoro estadounidense.

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La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Anna Kelly, sostuvo que el Centuries transportaba petróleo sancionado de la estatal venezolana PDVSA y lo describió como “un buque con bandera falsa que opera como parte de la flota en la sombra venezolana”.

La primera de estas operaciones se realizó el 10 de diciembre, cuando fuerzas estadounidenses incautaron otro gran petrolero frente a Venezuela, presuntamente involucrado en el transporte de crudo sancionado hacia Irán. Estas acciones forman parte de una estrategia más amplia de Washington que ha aumentado su presencia militar en el Caribe, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico, aunque con un enfoque particular en Venezuela.

En respuesta, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, denunció en un acto transmitido por la televisión estatal una campaña de “mentira, manipulación, intervencionismo, amenaza militar, guerra psicológica y terrorismo psicológico” y aseguró que tales acciones “no nos va a intimidar”.

Actualmente, el despliegue militar estadounidense en el Caribe incluye 11 buques de guerra, entre ellos el portaaviones más grande del mundo, un buque de asalto anfibio, dos buques de transporte anfibio, dos cruceros y cinco destructores. Desde septiembre, el ejército estadounidense también ha lanzado ataques aéreos contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el mar Caribe y el océano Pacífico oriental, con un saldo no confirmado de más de 100 muertos.

Estas operaciones han generado controversias sobre su legalidad y han intensificado la disputa política entre Washington y Caracas. Mientras Estados Unidos defiende la necesidad de frenar el financiamiento ilícito y el narcotráfico, el gobierno venezolano acusa a Washington de intentar derrocar a Maduro y apropiarse del petróleo nacional, denunciando las interceptaciones como actos de “piratería naval”.

El gobierno venezolano ha reiterado que tomará acciones legales contra quienes considera responsables de estas medidas y ha subrayado que no permitirá que queden impunes.

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