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Salud y Bienestar > Alerta epidemiológica

En plena crisis de vacunación, el Congreso abrió espacio a una polémica exposición antivacunas

En medio del descenso histórico de las coberturas de vacunación y del resurgimiento de enfermedades como el sarampión y la tos convulsa, una jornada antivacunas en el Congreso generó preocupación entre especialistas y legisladores por su impacto en la salud pública.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Con la cobertura en mínimos, una jornada antivacunas en Diputados encendió alarmas. FOTO: Gentileza

Argentina atraviesa uno de los descensos más profundos en cobertura de vacunación infantil y adolescente desde la creación del Calendario Nacional obligatorio. En este contexto crítico, que preocupa a sociedades científicas y organismos internacionales por el riesgo de reaparición de enfermedades eliminadas, un episodio ocurrido en el Congreso de la Nación reavivó el debate sobre la desinformación y el impacto que este tipo de discursos puede tener en la salud pública.

Los datos oficiales publicados por el Ministerio de Salud de la Nación muestran caídas históricas en vacunas esenciales. La IPV o Salk contra la poliomielitis apenas alcanzó una cobertura del 47,6% en 2024, mientras que la segunda dosis de la triple viral —clave para prevenir el sarampión— llegó al 46,7%. También disminuyó la aplicación de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), con porcentajes que en varias provincias no superan el 50%. Para la Sociedad Argentina de Pediatría y la Organización Panamericana de la Salud, el retroceso abre la puerta al resurgimiento de enfermedades que se creían controladas, como la polio, la tos convulsa y el sarampión, este último con un brote activo registrado este año en el AMBA.

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En paralelo a este deterioro sostenido, en el Anexo de Diputados se desarrolló una jornada organizada por la diputada Marilú Quiroz, del PRO, que incluyó exposiciones con argumentos antivacunas y generó un fuerte rechazo de legisladores y especialistas. Durante la actividad, un hombre subió al escenario con el torso desnudo para asegurar que, tras recibir la vacuna contra el Covid-19, objetos metálicos se adherían a su piel. La licenciada en biotecnología Lorena Diblasi respaldó esa puesta en escena al referirse a una presunta “magnetización” atribuida a la vacuna de AstraZeneca, una afirmación sin sustento científico y ampliamente desmentida por organismos de salud de todo el mundo.

La presentación, replicada en redes sociales, se produjo en un momento particularmente sensible: mientras el Ministerio de Salud advierte que la caída de coberturas afecta a todas las edades pediátricas y que los valores actuales están muy por debajo de los necesarios para evitar brotes, la instalación de discursos contrarios a la vacunación amenaza con profundizar la desconfianza y el ausentismo en los centros de salud.

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La jornada también contó con la intervención de figuras vinculadas a grupos que difunden desinformación, como el médico oftalmólogo Oscar Botta, integrante de Médicos por la Verdad, quien expuso sobre una supuesta relación entre vacunas de calendario y autismo, y la profesional Viviana Lens, que presentó análisis sobre “sangre de vacunados al microscopio”. Ambas afirmaciones carecen de respaldo científico y han sido rechazadas de manera reiterada por la comunidad médica internacional. Aun así, el evento se realizó con autorización del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, pese a que legisladores de distintos bloques habían pedido evitar su realización por considerarlo un espacio que promovía afirmaciones engañosas en un momento sanitario delicado.

Mientras tanto, la evidencia oficial confirma que la baja adherencia se concentra en vacunas fundamentales administradas en la primera infancia y en la adolescencia. Los niveles de aplicación descendieron de manera marcada entre 2019 y 2024, especialmente en los refuerzos de los 5 años y en la dosis para los 11 años, que incluye la protección contra la tos convulsa y el VPH. La SAP advirtió que la disminución en embarazadas y bebés menores de 18 meses agrava el escenario, ya que se trata de grupos donde las enfermedades prevenibles pueden convertirse en cuadros graves o mortales.

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En este contexto, el ministro de Salud, Mario Lugones, remarcó que el calendario oficial se basa en “décadas de uso seguro y evidencia científica”, y confirmó que el Ministerio distribuye todas las vacunas obligatorias, además de implementar herramientas como el Tablero de Monitoreo para reforzar la vigilancia y la captación de esquemas incompletos. Subrayó que la recuperación de las coberturas requiere un esfuerzo conjunto entre Nación, provincias y familias, ya que la protección comunitaria depende de que los porcentajes lleguen a los niveles recomendados por organismos internacionales.

El contraste entre la crisis actual y la presencia de discursos negacionistas dentro del propio Congreso expuso la fragilidad de la confianza pública en momentos donde la caída de la vacunación ya muestra sus consecuencias epidemiológicas. El resurgimiento del sarampión y el aumento de la tos convulsa son señales que los especialistas consideran inequívocas: sin altas coberturas, las enfermedades regresan. Frente a este escenario, la circulación de mensajes sin sustento científico no solo desconcierta, sino que amenaza con profundizar una tendencia que pone en riesgo a toda la población, especialmente a niños y adolescentes que dependen de la vacunación para estar protegidos.

 

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