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Provinciales > Aniversario 50

La historia de la imagen de Andacollo que construyó la identidad de la Villa Mariano Moreno

Una hija enferma, una mujer cumpliendo una promesa y una comunidad que construyó ladrillo a ladrillo la capilla donde hace 50 años se celebra la fe católica y la veneración a la advocación de Andacollo. 

Hace 10 horas
La comunidad reunida se sostiene desde hace 50 años. FOTO: Gentileza

La historia de la Virgen de Andacollo en la Villa Mariano Moreno, en Chimbas, comienza con la vida de Dominga Rojas de Mondaca, una mujer nacida en Coquimbo, Chile, cuya fe y determinación marcaron el inicio de una tradición que hoy cumple cincuenta años. Su llegada a San Juan, tras haber vivido en distintos puntos de la provincia, coincidió con la formación de un pequeño asentamiento habitado mayoritariamente por familias chilenas. Su nieta, Gabriela Andrea Ledezma, recuerda que “en ese momento era conocida como la Villa de los Chilenos porque los primeros en habitarla, en empezar a construir sus casitas, fueron gente de Chile”.

Doña Dominga, la mujer que trajo la imagen. FOTO: Gentileza

En ese entorno humilde y en crecimiento ocurrió el episodio que dio origen a la devoción. Una de las hijas de Dominga enfermó gravemente y, ante la angustia, ella acudió a la Virgen de Andacollo, de quien siempre había sido devota. Ledezma explica que “ella le hace la promesa de que si se sana su hija ir con ella, que en ese momento era niña, a buscar la imagen y traerla, porque no había ninguna advocación todavía a la que se le hiciera novena o se le rezara”.

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Cumplida la recuperación, madre e hija viajaron a Chile en diciembre de 1974. En aquel viaje, relata Carola Álvarez, otra nieta de Dominga “ella compró una imagen de la Virgen de unos 60 cm aproximadamente” y la trajeron a San Juan “envuelta en una manta en los brazos, todo el viaje”.

La imagen que mantiene la comunidad hace 50 años. FOTO: Mariano Martín // DIARIO HUARPE

De una casa familiar a una comunidad en movimiento

El regreso marcó el inicio de una tradición que se expandió rápidamente. Al año siguiente se realizó la primera fiesta en honor a la imagen en la vivienda de la familia, organizada por el Movimiento Obrero Católico y acompañada por jóvenes y adultos “asesorados por el Padre Antonio López Soler y misioneros de la parroquia de Concepción”, señala Álvarez.

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La devoción conmueve a los chinos. FOTO: Mariano Martín//DIARIO HUARPE

En paralelo, la imagen comenzó a recorrer la villa. “Se evangelizó con la imagen por las casas de la villa, se reunían todas las tardes, rezaban el rosario, conversaban con los vecinos y pasaban a otra casa”, recuerda Álvarez, marcando el inicio de una práctica que fortaleció los vínculos entre los habitantes.

Poco después, la novena se trasladó a la Escuela 13 de Junio —hoy República de Chile—, y desde allí nació la necesidad de contar con un espacio propio para la devoción. Ledezma detalla que “con la ayuda siempre de los vecinos y devotos de la Virgen se logra hacer lo que fue la primer capilla”. Ese compromiso comunitario se profundizó con el tiempo.

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Los vecinos peregrinaban por la calle evangelizando a pie. FOTO: Gentileza

El crecimiento del barrio y la consolidación de la capilla

El desarrollo del barrio —antes villa— fue acompañado por un crecimiento constante de la vida religiosa. La llegada del padre Ricardo Báez Laspiur impulsó la creación de grupos de trabajo, catequesis familiar, acción católica y otras iniciativas pastorales. Álvarez señala que “se trabajaba para recaudar fondos y así seguir la construcción de la capilla”, esfuerzo que se extendió durante años.

La comunidad creció tanto que la primera capilla quedó pequeña. Vecinos y devotos iniciaron la construcción de un nuevo templo. “Para el campanil, los vecinos recolectaban bronce y cobre para fundirlo y crear la primera campana”, recuerda Álvarez. Finalmente, en 2001 se inauguró la nueva capilla, coronando décadas de trabajo colectivo.

La imagen, como centro de la comunidad. FOTO: Gentileza

Ese espíritu comunitario se sostiene hasta hoy. Como sintetiza Ledezma, “siempre lo que se ha logrado en la capilla ha sido con el apoyo principalmente de los vecinos y devotos”, y recuerda a Dominga como una mujer cuya “voluntad, porque fue una mujer muy luchadora para conseguir todo, sigue estando en lo que ahora continúa con su labor”.

Jovenes mantienen el legado de fe. FOTO: Mariano Martin//DIARIO HUARPE

Los danzantes: una tradición que es oración y promesa

Junto a la consolidación del templo, los danzantes —conocidos como los “chinos de la Virgen”— forjaron una expresión cultural y espiritual inseparable de la devoción. Esta práctica, heredada del culto chileno, se volvió parte esencial de cada novena. “Los danzantes también siempre están, son parte de la tradición, porque en Chile ellos lo hacen, y es parte de cada noche. Con sus danzas ellos ofrecen sus promesas y sus agradecimientos”, explica Ledezma.

Desde niños, hay generciones de danzantes. FOTO: Gentileza

El crecimiento fue notable: “Llegó a ser la comunidad con más danzantes acompañando a nuestra Madre, superando los 200”, señala Álvarez. Niños, jóvenes y adultos han mantenido viva esta forma de oración que combina fe, esfuerzo físico y una tradición transmitida de generación en generación.

Multitudinario encuentro a 50 años de la llegada de la imagen. FOTO: Mariano Martin//DIARIO HUARPE

Cincuenta años de fe y construcción colectiva

La imagen que llegó envuelta en una manta hace medio siglo continúa reuniendo a generaciones enteras. La comunidad sigue celebrando la novena, trabajando en la catequesis familiar, incorporando nuevos grupos pastorales y sosteniendo una identidad barrial construida a través de la fe y el esfuerzo compartido.

El esfuerzo físico de bailar por horas como devoción. FOTO: Mariano Martín //DIARIO HUARPE

En palabras de Álvarez, “porque no se puede concebir un presente sin pasado ni futuro”. Y concluye con una oración que resume el sentimiento colectivo: “Te pedimos, Madre, cuides a los que fueron en el pasado el cimiento de esta gran construcción, ilumines a quienes en el presente se embarcaron en tu viaje y a quienes en el futuro te servirán… para que nunca se olviden de sus orígenes y crezcan siempre a tu lado”.

La Virgen que llegó de Coquimbo como fruto de una promesa es hoy la columna espiritual de un barrio que encontró en ella no solo su fe, sino su historia y su identidad.

Cómo sigue la devoción

El viernes 28 continuará la novena con la oración por todos los niños, adolescentes y jóvenes que participan de catequesis. El sábado 29 se invita a consagrarse a María, y contará con la guía de Hombres de Acción Católica. Y finalmente el domingo 30 se celebrará la Fiesta Patronal, que incluirá una procesión a las 18:30, una cabalgata y, al finalizar, una Santa Misa.

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