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Huarpe Deportivo > Dolor en el fútbol

Murió Luis Galván, campeón del mundo en el '78

El exfutbolista se encontraba internado hace varias semanas a causa de una neumonía.

POR REDACCIÓN

05 de mayo de 2025
Luis Galván, abajo a la derecha, fue una pieza clave de Argentina en el Mundial '78.

Este lunes murió Luis Galván. Tenía 77 años y fue campeón del mundo con la Selección argentina en 1978. Se encontraba internado hace varias semanas a causa de una neumonía.

El exfutbolista disputó 502 partidos en Talleres y es el jugador con más encuentros disputados en el club cordobés. Además de la Copa del Mundo 1978, jugó el Mundial de España 1982. En total, vistió la camiseta albiceleste en 34 oportunidades.

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Talleres despidió a Luis Galván con un emotivo mensaje

Comunicamos con mucha tristeza el fallecimiento de Luis Adolfo Galván, emblema del Club y Campeón del Mundo Selección Argentina en 1978. Acompañamos a su familia y seres queridos en este momento, y elevamos nuestras oraciones por el eterno descanso de su alma.​

La historia de Luis Galván

Luis Galván.

Luis Adolfo Galván nació el 24 de febrero de 1948 en Fernández, una pequeña localidad del “interior” del interior, en la provincia de Santiago del Estero.

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De origen humilde, terminó la secundaria y se recibió de maestro a los 20 años. Con su bicicleta recorría más de seis kilómetros para llegar a las escuelitas rurales donde enseñaba, lo que le valió el apodo de “Maestro”, un nombre que lo acompañó tanto en las aulas como en las canchas.

Su carrera futbolística comenzó en Independiente de su ciudad natal, y luego tuvo un breve paso por Unión de Santiago del Estero antes de llegar a Talleres en 1970.

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Córdoba lo adoptó como propio, y en sus primeros años en la “T”, Galván trabajaba en la fábrica de Fiat mientras jugaba al fútbol. Pero cuando Talleres empezó a convertirse en protagonista del fútbol argentino, se dedicó por completo al deporte.

Fue parte del recordado equipo comandado por Amadeo Nuccetelli, que rozó la gloria en la final del Nacional 77 frente a Independiente, en un desenlace insólito que aún duele en la memoria albiazul.

Galván se convirtió en una pieza clave para la Selección argentina campeona del mundo en 1978. Con el número “7” en la espalda fue titular en todos los partidos y no salió ni un solo minuto del campo.

A pesar de no ser un defensor alto (medía 1,74 m), se destacó por su gran capacidad de anticipo, solidez en el juego aéreo y una salida limpia desde el fondo. Jugaba con la cabeza levantada, sin necesidad de recurrir al golpe, y su estilo sobrio lo convirtió en uno de los más regulares del plantel.

En la final ante Holanda, Galván fue un verdadero muro: anuló a los delanteros rivales y recibió calificaciones sobresalientes en la prensa internacional. Incluso César Luis Menotti afirmó que fue el jugador más constante del torneo, superando en regularidad al mismísimo Mario Kempes. La FIFA, por su parte, lo reconoció con el premio Fair Play como el jugador más caballeroso del Mundial.

Cuatro años más tarde, disputó su segundo Mundial, esta vez en España, donde el equipo no pudo repetir el éxito y quedó eliminado en segunda ronda.

En los últimos años, se lo veía compartir charlas en el bar de su amigo “el Tigre” Bravo o enseñando con paciencia cómo pegarle “de tres dedos” a los más chicos en el predio Amadeo Nuccetelli.

Aunque su figura merecería mucho más que dos estatuas, una en su pueblo natal y otra en el Estadio Madre de Ciudades, para todos siempre será simplemente eso: el “Maestro”.

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