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El 40% de las niñas en América Latina sufrió violencia antes de los 18 años
Datos recientes revelan que casi cuatro de cada diez niñas en América Latina y el Caribe enfrentaron violencia física o sexual antes de la mayoría de edad.
POR REDACCIÓN
En América Latina y el Caribe, cerca del 40% de las niñas han experimentado algún tipo de violencia física o sexual antes de cumplir los 18 años, según revelan datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y UNICEF, difundidos por AIDS Healthcare Foundation (AHF) Argentina.
El 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, una fecha que busca visibilizar las desigualdades que aún persisten y promover el derecho de las niñas a crecer libres de abuso, con acceso equitativo a la salud y la educación.
En Argentina, un informe nacional de UNICEF indica que el 10,5% de las mujeres entre 15 y 49 años reportaron haber sufrido violencia sexual durante su niñez. El documento advierte que “la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes afecta desproporcionadamente a mujeres vulnerables con menor nivel educativo”.
En la Ciudad de Buenos Aires, las mujeres constituyen el 87% de las personas afectadas por violencia familiar y sexual. Entre las víctimas menores de cinco años, el 68% son niñas, porcentaje que aumenta al 78% en el grupo de 6 a 12 años.
Además, el último Boletín Epidemiológico sobre VIH e infecciones de transmisión sexual en Argentina, publicado en diciembre de 2024, señala un aumento sostenido en las tasas de sífilis. En mujeres jóvenes de 15 a 19 años, la incidencia es de 138,4 casos por cada 100.000 habitantes, y en el rango de 20 a 24 años asciende a 272,4. En varones, las cifras son menores, pero también preocupantes: 63,5 y 167,2 respectivamente.
A nivel mundial, UNICEF reportó que en 2023 había 1,9 millones de adolescentes y mujeres jóvenes viviendo con VIH, de los cuales 237.000 corresponden a América Latina y el Caribe. Esto implica que cada hora dos adolescentes latinoamericanos contraen el virus, y la mayoría de ellos desconocen su condición.
Natalia Haag, directora de Prevención y Testeo de AIDS Healthcare Foundation Argentina, destacó la necesidad de romper este ciclo de violencia que está profundamente arraigado en la sociedad: “Para romper con este ciclo de violencia que lamentablemente está tan arraigado en la sociedad, y formar a las futuras líderes, es fundamental brindarles cuidado, protección y educación a las chicas y adolescentes de hoy”.
Haag resaltó que, pese a los avances, aún queda un largo camino para alcanzar la inclusión y la justicia social para las niñas. “Las entidades públicas y privadas debemos desarrollar políticas que proporcionen herramientas y conocimientos que acompañen a las chicas, adolescentes y mujeres durante toda su vida. La educación, el acceso a derechos de salud sexual y reproductiva, y la promoción de derechos no pueden ser exclusivos de un solo grupo social”, afirmó.
Con el objetivo de fortalecer estos mensajes, AHF impulsa la acción simbólica “Pinky promise”, un gesto de compromiso y protección mutua entre niñas, así como el programa internacional Girls Act, presente en casi 40 países, que busca dotar a niñas y adolescentes de herramientas para cuidar su salud y construir proyectos de vida.
La psicóloga Sonia Almada, especialista en infancias y juventudes en Latinoamérica y directora de la ONG Aralma, reflexionó sobre las consecuencias de la violencia en las niñas: “Al gritar Ni Una Menos, las imágenes que circulan en medios, redes y en el pensamiento colectivo son casi siempre las de jóvenes o mujeres adultas. Rara vez se hace mención a las niñas, que desde temprano cargan con prejuicios, miradas y violencias cotidianas que casi nunca se registran ni se nombran”.
Almada destacó que la violencia simbólica, emocional y sexual deja heridas profundas y duraderas: “El problema no está solo en las historias que estremecen cuando llegan a las noticias. Está íntimamente conectado con prácticas cotidianas, casi imperceptibles si no las alumbramos: comentarios, juicios rápidos, palabras que atribuyen provocación y madurez precoz a niñas y adolescentes”.
Según estudios de la Asociación Americana de Psicología, la sexualización precoz de niñas y jóvenes tiene efectos concretos como la pérdida de confianza en el propio cuerpo, vergüenza, ansiedad, trastornos alimentarios, baja autoestima y depresión. Almada remarcó: “No hablamos solo de estadísticas: hablamos de vidas concretas, de niñas concretas, de heridas que dejan huellas persistentes hasta la adultez”.
Para la especialista, es esencial construir entornos seguros para la infancia: “Las niñas y los niños necesitan entornos seguros donde construir su identidad, libres de las violencias heredadas de una masculinidad que aún no ha hecho autocrítica”. También enfatizó la importancia de trabajar con los varones para fomentar “masculinidades no violentas y respetuosas de los límites del otro”.
Fuente: Infobae