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Las 10 cosas que no se te pueden pasar de "Pagliacci" en el Teatro del Bicentenario

La dirección de Eugenio Zanetti mezcla simbolismo, técnica y emoción para ofrecer una ópera que maravilla tanto a quienes aún no fueron como a quienes buscan volver a explorar sus múltiples capas de lectura.

Hace 2 horas
La magia de Pagliacci en detalle. FOTO: Mariano Martín//DIARIO HUARPE

La nueva puesta de Pagliacci dirigida por Eugenio Zanetti en el Teatro del Bicentenario ofrece una experiencia que combina la fuerza dramática del verismo con una estética cinematográfica deslumbrante. Es una obra que invita tanto a quienes aún no fueron como a quienes desean volver a descubrir detalles que quizá pasaron inadvertidos. A continuación, algunos de los elementos más destacados que hacen de esta producción un espectáculo imperdible.

A partir de acá spoilers.

El ADN cinematográfico de Eugenio Zanetti

Zanetti, con un origen artístico profundamente ligado al cine, imprime guiños directos al lenguaje audiovisual. La llegada del tren remite a los hermanos Lumière, mientras que la cartelería fascista evoca el clima visual de Ciudadano Kane. Estas referencias no funcionan solo como homenajes, sino como parte estructural del relato visual que sostiene la obra.

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La magia del cine hecha teatro

Uno de los rasgos más fascinantes es el despliegue de efectos prácticos a la vista del público. La escenografía se arma frente a los ojos, cae desde el cielo y se transforma sin que el telón se cierre. Esa construcción en tiempo real recuerda la maravilla del primer cine, cuando la ilusión se revelaba sin trucos digitales y aun así lograba asombrar.

Lo que está detrás también narra

Detrás de la escena principal existe un segundo mundo que nunca deja de funcionar. Los callejones, ruinas y espacios sombríos son más que un fondo: son el lugar donde se desarrollan los momentos íntimos, las culpas y los pensamientos que los personajes ocultan. Cada decisión espacial está cargada de sentido y aporta capas narrativas a la historia.

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Las cruces en los postes de luz

Los postes que forman cruces crean la idea de un viacrucis visual. Remiten al peregrinaje emocional de los personajes, marcando una vía simbólica de sacrificio, sufrimiento y destino inevitable.

El imponente templo en construcción

La construcción de la iglesia ofrece una de las postales más poderosas de la puesta. Ese gesto escénico monumental otorga un tono sacro que anticipa la tragedia y realza el peso moral y emocional de lo que está por suceder.

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La máscara del payaso

Como símbolo, es una de las piezas cruciales de Pagliacci. Representa la dualidad del artista que debe hacer reír mientras su interior está quebrado. Esta tensión entre lo público y lo íntimo es el corazón de la obra y marca el camino hacia el desenlace.

“Ridi, Pagliaccio” como declaración universal

La célebre frase no solo define el drama de Canio: condensa la idea de esconder el sufrimiento detrás del rol social que se debe cumplir. Es un mensaje que atraviesa la obra y que dialoga con el verismo, siempre dedicado a mostrar la verdad emocional sin idealizaciones.

El maquillaje y el vestuario como máscaras emocionales

El diseño exagerado de los payasos subraya la distancia entre lo que se muestra y lo que se siente. Cada trazo del maquillaje y cada pieza del vestuario funcionan como una extensión del conflicto interior.

El simbolismo del casamiento

La obra despliega un juego constante entre la ficción y la realidad a través del matrimonio.

  • En la falsa comedia dentro de la ópera, el casamiento es un espacio de engaño y burla.

  • En la vida real de Canio y Nedda, se convierte en el centro de la traición que desencadena la tragedia.
    Esta doble lectura potencia el choque entre farsa y verdad hasta que ambas se vuelven indistinguibles.

Interpretaciones que elevan la tragedia

Verónica Cangemi compone a una Nedda intensa y llena de matices, capaz de pasar del susurro a la brillantez más apasionada. Mario Cassi aporta un Silvio sólido y expresivo, con un compromiso vocal y actoral notable. Juntos, forman un dúo cargado de deseo, química y dramatismo que sostiene algunos de los momentos más impactantes de la obra.

Funciones y entradas

Aún quedan funciones el viernes 28 y sábado 29, a las 21.30. Las entradas pueden adquirirse en la boletería del Teatro del Bicentenario, con distintas opciones de precio que permiten que más público pueda disfrutar de esta producción. Una puesta que combina belleza, emoción y un lenguaje visual inolvidable, y que merece ser vista —e incluso, revisitada.

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